Camera Obscura @ Sala Heineken

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Camera Obscura @ Sala Heineken

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Gracias a J. Ciurana por la bonita foto del concierto de Barcelona, tomada de su Flickr.

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Viendo hoy a Camera Obscura en escena, resulta evidente que ya no son aquel grupito de escoceses que cargaban con la losa de ser sólo los imitadores de sus vecinos Belle & Sebastian. Después del celebrado ‘Let’s Get Out Of This Country’ y su salto a 4AD, sello en el que han publicado el reciente ‘My Maudlin Career’, el grupo ha girado por Europa presentando esas nuevas canciones, cerrando el tour en nuestro país, donde siempre se les ha profesado un especial cariño.

En su show del pasado domingo en la Sala Heineken de Madrid, se hizo palpable el empeño de la banda por demostrar su recién estrenada profesionalidad, esforzándose para presentar sus canciones con la calidad sonora que ese nuevo estatus supone. Seguramente por eso, dio la sensación de que Tracyanne sufrió más de la cuenta con el sonido de monitores, quejándose airadamente a sus técnicos por el volumen de los instrumentos. Cierto es que el sonido de sala no fue bueno hasta el tercer o cuarto corte (antes, las guitarras de Kenny apenas se intuían y los teclados sonaban atronadores), pero las quejas de la cantante parecían distraerla demasiado, llegando a comerse alguna frase y dejando la desagradable sensación de que, de alguna forma, la técnica estaba venciendo a la pasión. A pesar de todo, solo un desastre podría hacer que semejante repertorio resultara decepcionante. Con un setlist centrado casi al completo en sus dos últimos álbumes (apenas cayeron ‘Teenager’ y ‘Eighties Fan’ de sus inicios), ‘The Sweetest Thing’, ‘My Maudlin Career’, ‘Tears For Affairs’, ‘French Navy’, ‘James’ son tan abrumadoramente bonitas que incluso Tracyanne pareció ir superando poco a poco su calentón, y acabó por hacer gala de ese humor tan escocés («Claro, hay mucho amor en el aire, es casi físico», dijo cuando alguien le gritó que la amaba). Antes de rematar con el intensísimo final de ‘Razzle Dazzle Rose’, habían tenido el detallazo de dedicar a Luis y Montse de Elefant ‘Let’s Get Out Of This Country’, que es de bien nacidos ser agradecidos. 7

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Algún tipo de confusión nos llevó a pensar que The Starlets sustituían como teloneros a Magic Arm y no, resulta que The Starlets se sumaban al cartel previamente anunciado, de ahí que solo pudiéramos llegar a tiempo de ver cómo unos tipos con traje y alguno con kilt jaleaban al público con arengas dignas de la verbena del pueblo. Sí, «WTF» pensamos también nosotros. Magic Arm, alias de Marc Rigelsford, trajo desde Manchester su pop a medio camino de Eels y Casiotone For The Painfully Alone, su guitarra llena de parches de cinta americana y su pedal de loops, que manejaba con maestría. Sin embargo, él mismo definió su problema: «A veces no sé bien cómo poner fin a mis canciones, lo siento», dijo tras interrumpir abruptamente uno de sus temas, justo cuando comenzaba a ponerse intensa. Aunque el hecho de tocar una versión de ‘Daft Punk Is Playing In My House’ y que no sea el mejor momento del concierto ya es algo. 6

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