Eliza Doolittle / Eliza Doolittle

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Eliza Doolittle / Eliza Doolittle

Con un padre director de escena (John Caird) y una madre cantante de musicales (Frances Rufelle), tiene sentido que tu nombre artístico salga de ‘My Fair Lady’. También tiene su mérito renunciar a sacar réditos a los apellidos conocidos de tus progenitores y a la vez hacer ese guiño a las influencias que desde pequeña has vivido entre bambalinas.


A Eliza Doolittle se la puede incluir en la pequeña marea de cantantes inglesas que se atreven a renovar el soul. No en vano se la presentó como la nueva Lily Allen. Un sambenito que Eliza lleva con paciencia. Aunque la diferencia, como se pudo ver en la presentación del disco, está en que sabe llegar de forma más real, contundente y orgánica. Con una guitarra, un contrabajo y con el ritmo de una sencilla percusión, ofrece un luminoso soul-swing vocal.

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Muchos son los logros en este primer disco homónimo que, desde la primera escucha es una declaración de amor a sonidos de décadas pasadas, haciendo brillar los mofletes del popero más alejado de esos momentos musicales. Composiciones que la propia Eliza construye simplificando un estilo y un concepto que por su sencillez es de recepción inmediata, luciendo sin necesidad de escándalos ni ruido mediático. Cortes como ‘Rollerblades’, ‘Go Home’ o ‘Moneybox’ bien podrían aparecer en episodios de ‘Glee’, conectando con la misma facilidad entre un público joven y adulto. Por su parte, la deslumbrante y rítmica ‘Pack Up’ cuenta con coros que engancharán a los más reticentes. Solo por estos temas y la cajita musical de ‘Empty Hand’ merece la pena prestar atención al destello teenager pero atemporal de sus composiciones.

Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Moneybox’, ‘Skinny Geans’, ‘Pack Up’
Te gustará si te gustaría: una Lily Allen menos electrónica.
Escúchalo: Spotify

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