He de decir que lo primero que se me vino a la cabeza mientras escuchaba ‘Written on the Forehead’, el adelanto de ‘Let England shake’, nuevo disco de PJ Harvey, fue: “está intentando reciclarse y no sabe cómo”, con ese rollo medio world music noventero etéreo que emana. Craso error: primero, porque uno de mis guilty pleasures es la world music noventera de CD recopilatorio con una cascada del Amazonas en la portada y un señor con un palo atravesándole la nariz en la contra. Segundo, porque ‘Let England Shake’ es una obra que mantiene toda la coherencia y la calidad a la que nos tiene acostumbrados esta artista nacida en 1969 en el pueblo inglés de Yeovil, Sommerset. Ni que decir tiene que al acabar la canción tenía una sonrisa de oreja a oreja y ahora pensaba: “qué tía, lo ha vuelto a hacer”.
Mientras que en los años 90 se forjó un sonido inmediatamente reconocible gracias a álbumes como ‘Dry’ (1992), ‘Rid of Me’ (1993) o ‘To Bring You My Love’ (1995) -aquí también incluiría el más electrónico ‘Is This Desire?’ (1998), que no suele estar tan bien valorado y que tarda en entrar, pero que contiene varios de los para mí momentos cumbre de su carrera-, en la pasada década buscó ampliar sus horizontes con un ‘Stories From The City, Stories From The Sea‘ (2000) que era algo más que una evolución, abandonando casi por completo la crudeza de sus inicios y a la que, quizá no convencida por el camino a tomar, regresó en su siguiente álbum, el impresionante ‘Uh Huh Her’ (2003). Pero a éste le seguiría ‘White Chalk’ (2007), mucho más intimista y en el que el piano tenía el privilegio de ser el instrumento principal en detrimento de la rugiente guitarra eléctrica que le había acompañado hasta el momento. Este cambio ya se pudo ver en el Summercase de ese año cuando, vestida de novia, colgó la Gibson Les Paul con la que había interpretado ‘Oh My Lover’ y se sentó al piano para tocar sus nuevos temas.
A pesar de no parecerse en nada a ‘White Chalk’, mucho más oscuro, ‘Let England Shake’ sigue por la senda rupturista con la que algunos fans terminarán de arrancarse los pocos pelos que les quedaban. No ha habido cambio de colaboradores: sigue contando con John Parish y Mick Harvey en los instrumentos y Flood en la producción. Sin embargo, las guitarras salvajes han quedado atrás, ahora suenan limpias y casi atmosféricas, con el autoarpa como nuevo compañero de viaje y protagonista en ‘The Words That Maketh Murder’, otro de los adelantos que cuenta con videoclip del disco (la cantante dijo que haría uno por cada canción). Quizá el aire world music de ‘Written in the Forehead‘ no sea el predominante, pero sí sobrevuela a lo largo del minutaje cierto sonido etéreo. Sin embargo, no es un disco sereno; la misma PJ dice que quería conseguir con ese sonido una cierta confusión, y la tensión se palpa en canciones como ‘Let England Shake’ o ‘The Glorious Land’, con una corneta llamando a las tropas como si de una película del oeste se tratara. Y es que éste es el disco más político de Polly Jean Harvey que, cansada de la introspección, se asoma al exterior y carga contra el imperialismo del primer mundo, con su propio país, Inglaterra, en el punto de mira. Pero el cambio más radical, sin duda, está en su voz, que ya no suena al límite, con el corazón saliéndole por la garganta, sino más madura y segura.
Todo esto le puede parecer al fan clásico de PJ Harvey toda una traición a sus principios, pero que no se preocupe ya que canciones como ‘Bitter Branches’, ‘On Battleship Hill’ y sobre todo ‘The Last Living Rose’ (que empieza con un esclarecedor “Goddam Europeans!”) podrían figurar perfectamente en cualquier disco canónico de la artista. Quizá tengan razón al decir que ‘Let England Shake’ está por debajo de ‘Stories From The City, Stories From The Sea’, pero si se adentran en él saldrán más satisfechos de lo que piensan.
Calificación: 8/10
Temas destacados: ‘England’, ‘The Last Living Rose’, ‘On battleship hill’, ‘Written in the forehead’
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Escúchalo: NPR