Tú, que escuchas con ingenuidad los susurros de la fantasía y persigues con afán los fantasmas de la esperanza, que cuentas con que la edad cumpla las promesas de la juventud y que las carencias del presente sean subsanadas por el mañana, presta atención a la historia de Feist, princesa de Saskatchewan.
‘Pleasure’, que así se llama este cuento, halla a su autora de nuevo absorta en su mundo interior, al que la vemos entrar, a brincos, en la portada del disco, directa a la madriguera de Alicia (¿o saliendo del Valle Feliz?). Su travesía cruza momentos hermosos y arrebatadores (esa preciosidad de canción llamada ‘Baby Be Simple’) con otros más bien incómodos o incluso terroríficos (ese espantoso sample de Mastodon), al tiempo que Feist nos habla sobre la frugalidad del placer, los extremos del espíritu, amores fallidos o la importancia de resistir en la búsqueda de lo que nos hace felices, que no de la felicidad plena, que es una utopía.
Seis años después de ‘Metals’, Feist suena especialmente bruta en ‘Pleasure’ (y sin un nuevo ‘1 2 3 4’, para quien pregunte). Junto a su co-productor Mocky, la artista deja que el siseo de la cinta de grabación nos acompañe a lo largo de todo el disco y apenas retoca las canciones desde sus primeras tomas. Un «experimento sobre invertir en imperfección», describe Leslie. Pero ‘Pleasure’ no suena a medio terminar sino que, en su pureza (¿pereza?) técnica, halla su máxima expresión.
Lo que nos encontramos en el mundo de fantasía de Feist es, de nuevo, una colección de canciones arraigada en la tradición blues y country americana que la canadiense arregla desde una perspectiva onírica, esta vez especialmente cautivadora, con mucho color. Si ‘Pleasure’ te suena a PJ Harvey, espera a su mitad preciosista. Por su parte, ‘Lost Dreams’ echa el vuelo hacia el mundo de los sueños sin que te des ni cuenta y la producción vocal de ‘I Wish I Didn’t Miss You’ es psicodelia marca Deerhunter.
Feist maneja el don de la sorpresa, por ejemplo en el punto góspel de la hermosa ‘A Man is Not His Song’ o en la espectacular ‘Get Not High, Get Not Low’, una especie de country deconstruido que Feist dota de un estribillo que parece armonizado por espíritus del País de las Maravillas. O en ‘Any Part’, en la que Leslie nos hace creer que estamos en un sueño (Feist multiplica su voz de tal manera que parece nos cante desde varias dimensiones) para al final devolvernos al mundo real (literalmente).
Puede que ‘Pleasure’ no sea la enseñanza definitiva (ni canciones como ‘The Wind’ o la participación de Jarvis Cocker en ‘Century’ grandes hallazgos), pero termina con una frase esencial: «sonríe, jóvencita punk: el final no llega, y todo lo que ha de caer, ha caído». ‘Pleasure’ es nuestro yo adolescente recordándole a nuestro yo adulto que en la vida hay que soñar y ser feliz en lo máximo que se pueda. Que la «opción de vida» corre a nuestra cuenta y que nunca es tarde para indagar, descubrir y hacer cosas por primera vez. Definitivo no, pero importante, un rato.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Pleasure’, ‘I Wish I Didn’t Miss You’, ‘Get High, Get Low’, ‘Baby Be Simple’
Te gustará si te gusta: Cat Power, Andrew Bird, Christina Rosenvinge, Sharon van Etten
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