Walk the line

Tennessee: tierra de tomates verdes fritos. Una canción: ‘I Walk The Line’. Negro: un color para vestir. Una pasión: el amor es eso que quema. Dos artistas: June Carter y John Cash.

Con estos ingredientes James Mangold (‘Girl Interrupted’, 1999) ha realizado el luminoso biopic de Johnny Cash centrándose en una época difícil para el country, estilo denostado por muchos músicos como el reducto de la más endurecida derecha de los Estados Unidos, en tiempos en los que intentar competir con guitarras eléctricas y lograr sobrevivir en el fiero negocio de las multinacionales era tarea de valientes. Utilizando como pilar argumental el amor que finalmente unió hasta la muerte a John y June, Mangold ha retratado la vida de Cash desde su infancia en una granja algodonera hasta su salida del pozo de las drogas, ya como estrella consagrada gracias al apoyo incondicional de la que se convertiría en el amor de su vida. Una lección de tenacidad, empeño y amor al prójimo aplicable a todas las facetas de la vida.

John & June

Durante la II Guerra mundial Nashville se convirtió en el núcleo del negocio de la música country, aunque rara vez un tema country llegó a las listas de éxitos si no fue de la mano de cantantes pop. En los 50, nace un nuevo sonido. Los productores empiezan a cobrar importancia en la industria discográfica americana: RCA, CBS y otras multinacionales empiezan a confiar en la exquisita forma de trabajar de Chet Atkins u Owen Bradley. Un hombre cargado de talento lucha por hacerse un hueco en la escena musical. En 1954 ve la luz el primer disco de John Cash con Sun Records.

June Carter, desde su nacimiento en 1927, viaja con su familia de escenario en escenario. Se trata de The Carter Family, que para 1930 ya contaba con récords de ventas nacionales. A finales de esa década se instalan en Texas donde participan en un programa de radio diario y al que se unen las pequeñas June, Helen y Anita Carter. Ya en los 50, animada por Elia Kazan, ingresa en el Actor’s Studio de NY y poco después contrae matrimonio con el cantante Carl Smith. June vuelve a las giras y a las promociones. Y precisamente en una gira tiene lugar el eléctrico encuentro Carter-Cash.

Esa chica de Nashville

Los protagonistas de esta historia, Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon, por órdenes del director, aceptaron el reto de abordar ellos mismos las partes musicales del film. Phoenix defiende airoso el contundente ‘I Walk The Line’ o ‘Ring Of Fire’, tema que llevó a Cash a los primeros puestos tanto de las listas country como de las listas pop. Reese, autoharp en mano, única, grande y resplandeciente sobre el escenario, se crece interpretando la tradicional ‘Wildwood Flower’. A dueto, como piezas de un puzzle ensambladas en una imagen incorruptible, suenan sus voces limpias, casi perfectas, en el clásico ‘It Ain’t Me, Babe’ de Dylan.

Se sabe que Phoenix fue elegido por Cash como la opción más factible para llevar su vida a las pantallas al quedar prendado de su interpretación en ‘Gladiator’. Corre el rumor de que Carter hizo lo mismo con Witherspoon. Y si de verdad fue así, hoy tenemos algo que agradecerle a June Carter ya que Reese Witherspoon es una estrella que brilla por sí misma, un diamante pulido que conoce bien su cometido ante las cámaras y que, gracias a ‘Walk The Line’, ha demostrado lo que algunos llevábamos tiempo esperando: el afianzamiento de una gran actriz en, por fin, un papel con todo el peso necesario para que su talento sea reconocido. La propia Reese, nacida en Nueva Orleans pero criada en Nashville, afirma que hubiera hecho lo que fuera con tal de conseguir el papel de June Carter. Y es evidente cómo la pasión con la que ha tomado este trabajo queda patente en cada minuto de cinta que ocupa la gran Witherspoon. La nueva novia de América, dicen. Adelante, Reese. Que sigan llegando los premios.

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Publicado por
Angèle Leciel