En un remoto paraje de una montaña cercana a Sitges se oculta un monasterio cuyos huéspedes dedican gran parte del día a meditar y recitar mantras ataviados únicamente con unas coloridas túnicas.
Intrigados por el fenómeno de que un disco grabado por una comunidad de budistas españoles alcanzase hace un par de semanas el número uno en la lista de superventas, un redactor de JENESAISPOP se infiltró entre sus muros con motivo de la entrega del Disco de Oro. ¿Qué misterios y secretos ocultan estos singulares triunfitos?
Barcelona era el punto de partida de un viaje hacia lo que confiaba fuese un encuentro con una especie de paraíso terrenal. Sin embargo, pronto llegarían los sobresaltos. La pericia del conductor que guiaba a los periodistas nos salvó de un accidente, por culpa de la escarpada y serpenteante carretera por la que se accede al monasterio.
Los budistas nos recibieron con gran amabilidad y expectantes ante la presencia de medio centenar de ávidos informadores armados con sus libretas y bolígrafos y cargados con trípodes, cámaras de vídeo…
Lo primero que me llamó la atención es que antes de entrar al monasterio, tuvimos que cruzar obligatoriamente por el lado izquierdo la fuente que presidía la entrada. Todo el mundo cumplió con la norma. Los catalanes son muy educados.
Ya una vez en el interior, se respiraba olor a pachuli. Me intrigaba descubrir si con su vestimenta no pasarían frío. La humedad calaba cada rincón de las estancias. También me asombró la total armonía entre hombres y mujeres. La sexualidad no parece ser un tabú aquí.
Pero, sin duda, la parte más divertida fue cuando nos obligaron a quitarnos los zapatos para entrar en la sala de meditación, donde se celebró el acto de entrega. Los informadores catalanes cumplieron con el protocolo y mostraron su gran estilo hasta para elegir los calcetines.
Mientras, el equipo de Vale Music parecía compungido por la solemnidad de los monjes, que se mostraban en trance ante la presencia del director espiritual de Sakya Tashi Ling, el venerable Lama Jamyang Tashi Dorje.
Apartados del mundanal ruido, nos susurraron que el disco lo grabaron allí mismo en sesiones intensivas. Y mostraron su humildad, ya que reconocieron que no entonan muy bien. Una combinación de pop, música de relajación y mantras recitados que se ha convertido en el número uno en descargas legales en iTunes Music Store.
¿El secreto del éxito? Cada uno tendrá una respuesta, pero lo cierto que este disco probablemente supondrá el inicio de masivas reconversiones al budismo. Penélope Cruz y Richard Gere seguro que están orgullosos de nuestros monjes, que ahora quieren llevar sus canciones al resto del mundo, donde según su líder espiritual nos llevan ventaja en la amplitud de miras religiosas.
Como ya demostraran los cantos gregorianos, la música religiosa vende bien. Michael Jackson, el rey del pop, ya ha pedido permiso para grabar las oraciones que dejó escritas el papa Juan Pablo II.
¿Qué será lo próximo?