Truman Capote

La gente se enamora, las personas se quieren entre sí porque es la única forma que tienen de conocer la verdadera felicidad. Crees que eres libre, que tienes un espíritu salvaje. Te aterra que alguien te encierre en una jaula. Pero en realidad ya estás en una jaula. La has construido tú misma. Y no tiene nada que ver con Texas o Somalia. Estará contigo donde quiera que vayas. Porque no importa cuánto corras, siempre terminarás encontrándote contigo misma.

Muchos supimos de la existencia de Truman Capote durante nuestra infancia a través de ‘Desayuno con diamantes’, Audrey Hepburn, Henri Mancini, la estética pop y ‘Moon River’. A medida que, a posteriori, leíamos la novela original, nos dábamos cuenta de que el maravilloso mundo creado por Blake Edwards y George Axelrod, poco tenía que ver con la realidad de la historia original. Holly nunca cedió en realidad al discurso emocional de «darling Fred», de hecho nunca existió este emocionado discurso de «darling Fred», lo que existió fue un crudo «la verdad es que lo eres. Eres una mala puta». Hoy es difícil decidir qué Holly tiene más encanto: si la que se derrite finalmente ante «darling Fred» en la comedia romántica, o la chica ambiciosa y calculadora de decisiones inquebrantables del libro.

Ahora acaba de estrenarse en España ‘Truman Capote’, por cuyo título podríamos pensar que vamos a ver un biopic sobre él, un repaso por su adicción a las drogas, al alcohol, su homosexualidad, su traumática infancia o su relación con la flor y nata norteamericana. Nada de eso. ‘Truman Capote’ pasa por todos estos temas de largo para centrarse en la investigación realizada para escribir la que fue su última novela, ‘A sangre fría’.

‘A sangre fría’ es una novela sobre la que se vuelve varias veces en las facultades y escuelas de Periodismo. Considerada la primera novela de no ficción, se basa en una historia real sucedida en 1959 en Kansas, donde un matrimonio y dos de sus hijos fueron asesinados por Perry y Dick, dos forasteros con los que no mantenían relación alguna. La novela destaca por dos razones: la descripción exhaustiva de los escenarios y los hechos (no nos falta ni el sabor del helado que toman los asesinos), y por una derivación hacia el reportaje periodístico en la parte final de la novela, que puede ser decisiva para la creación del nuevo género que tanto interesaba a Capote, pero que desde mi punto de vista, la perjudica un poco.

La película comienza en la noche del asesinato y, al igual que el libro, termina con la ejecución de los asesinos. Vemos a Harper Lee acompañando a Truman y apoyándole en todo momento, comprobamos el sentido del humor con el que se toma la pluma que tiene, lo pedante y repelente que puede llegar a ser y, sobre todo, su relación con el preso Perry Smith, con cuya infancia Truman se identifica, y sobre el que se especula que podría estar enamorado; pero poco más.

La película añade poco al libro (se modifica alguna cosa, como las últimas palabras de Perry) y no satisface la curiosidad de los fans de Capote al no ahondar en nada. ¿Estamos ante una reflexión sobre la pena de muerte? ¿Estamos ante una macabra historia de dependencia y amor? ¿Estamos ante una reflexión sobre la sensibilidad y la frivolidad de Truman Capote? Posiblemente estemos simplemente ante una historia que ahora podríamos vincular al ‘Arrebato’ de Iván Zulueta: cómo una obra acaba por destruir a su creador. En medio de tanto interrogante, lo mejor, está claro, la interpretación de Philip Seymour Hoffman, de quien ya dicen que no es que interprete muy bien a Truman, sino que lo ha resucitado. Seguramente se llevará el Oscar a Mejor Actor el próximo domingo. 7

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Publicado por
Sebas E. Alonso