Su segundo disco no tiene nada que ver. Lo ha grabado junto a Mark Lanegan, que por lo visto es un cantante que ha participado en Queens of the Stone Age y Screaming Trees, y por sonido y concepto no puede más que recordarme a otra relación atormentada: la de PJ Harvey y Nick Cave. El vídeo, ‘Ramblin’ Man’, es una auténtica cochinada y yo, cada vez que lo veo, me acuerdo del pobre Stuart, pienso en lo malos que son los celos, me pongo enfermo y lo tengo que quitar. Pero el disco, que se llama ‘Ballad of broken seas’, está bastante bien. Con alguna excepción como la instrumental ‘It’s hard to kill a bad thing’, suena bastante oscuro, él canta como Leonard Cohen y ella dice que le ha influido mucho en la composición Johnny Cash. Imposible no pensar en la gravedad de Gainsbourg
en contraste con la delicadeza de Jane Birkin. Carreteras que no encuentran su destino, vidas errantes y silbidos ahogados entre tabaco y alcohol contrastan también con pequeñas propuestas de amor feliz (‘Do you wanna come walk with me’) y nanas (‘Dusty Wreath). Muchos esperan un disco de ella en solitario que se acerque más a Belle & Sebastian, pero la verdad es que ‘Ballad of broken seas’ ha sido compuesto casi al completo por ella y puede ser una mirada al futuro perfectamente válida. 8