Crítica Primavera Sound

La edición de este año del Primavera Sound se había convertido en una prueba de fuego sobre el futuro del festival. Un cartel arriesgado y la competencia del Summercase, que también se celebrará en el Fórum, suscitaron las dudas y la incertidumbre acerca de si se mantendrían las cifras de asistencia de 2005. Los organizadores aseguran que más de 44.000 espectadores pasaron por el festival, casi como el pasado año. Algunos medios se han apresurado a celebrar la consolidación de la apuesta del Primavera por la calidad, el riesgo y la experimentación.

Como es la primera edición a la que asisto, no puedo hacer un juicio sobre si había más o menos público que otros años o si el cartel estuvo mejor o no que pasadas ediciones. Sí puedo decir que personalmente me decepcionó en general el Primavera Sound y que prácticamente casi todo el mundo a quien pregunté coincidó en señalar la sensación de desencanto sobre el cartel y el desarrollo del festival en comparación con otras ediciones.

Lo que no me gustó:

1. El recinto del Fórum, que evita las aglomeraciones de otros festivales, me parece que se le queda grande al Primavera. Las distancias de un escenario a otro son enormes y cuando quieres ver diferentes conciertos resulta agotador. Además, por estas fechas una vez que anochece, hace bastante frío. Y, sorprendentemente, aunque la asistencia no se puede calificar de multitudinaria había que hacer colas para casi todo: comida, tickets, baño, tabaco…

2. Pagar dos euros para reservar una plaza en el Auditori después de haber abonado correspondientemente tu entrada de 115 euros, me pareció realmente alucinante e innecesario.

3. El sonido de algunos escenarios dejaba mucho que desear. Mi favorito era el Danzka CD Drome. En el principal, el Estrella Damm, los bajos sonaban fatal y salvo alguna excepción casi ningún grupo alcanzó una calidad de sonido óptima. Del Rockdelux by Vueling mejor ni hablar…

4. Que a partir de la 1 de la madrugada se pudiese acceder al recinto por sólo 20 euros ocasionó situaciones tan paródicas como que el concierto de Lou Reed, que se celebraba a las 21.20 horas, tuviese menos público que Violent Femmes o Mogwai. Y que, por ejemplo, a cinco minutos del concierto de Surfin’ Bichos fuésemos sólo alrededor de 20 personas las que esperásemos tan ansiado concierto.

5. Me gusta que la estrella no sea solo el artista ni el clásico grupo que arrastra masas y luego que el público sólo se dedique a emborracharse, drogarse y pasar de la música. Pero la actitud del público del Primavera, con todo mi respeto, me resulta excesivamente fría. Con la excepción del público de la carpa Ya.com (¿es esta la gente que va al Apolo?), donde se bailaba con desenfreno, en el resto de conciertos (salvo en las primeras filas) el público casi ni se movía y la empatía entre los asistentes era más bien escasa.

6. Los cambios de horarios de algunos grupos. I’m from Barcelona, por ejemplo, cambió hasta tres veces su horario y resultaba bastante complicado enterarse porque no había ningún panel electrónico o papel que informase sobre las modificaciones de última hora. Menos mal que no hubo cancelaciones, salvo la ya conocida con apenas tres días de antelación de Television Personalities. Y van dos consecutivas… ¿Los traerán también el próximo año?

Lo que sí me gustó:

1. La convivencia de artistas con prensa e invitados, aunque en la zona que más frío hacía del recinto. Eso sí, con vistas al escenario principal y con la cerveza y refrescos gratis.

2. La amabilidad de los organizadores, camareros, seguridad, etc. Otros festivales y salas deberían tomar nota. También me gustó la educación del público asistente, que respetaba religiosamente las colas y en ningún momento, salvo alguna excepción, perdía la compostura.

3. Contar con un escenario como el Auditori es todo un lujo para un festival. El concierto de La Buena Vida, realmente inolvidable.

4. Las zonas de césped junto a los escenarios y el amplio número de sillas de plástico para tomar un descanso entre las kilométricas distancias.

5. Las apuestas por propuestas innovadoras y poco conocidas, como The Boredoms, aunque no siempre se acertara con los horarios, ya que este concierto fue a las tres de la madrugada, por ejemplo. Yeah Yeah Yeahs o Big Star a las 19 horas o Stereolab a la 01.10 o Anari a la 01.20 no me parecieron tampoco demasiado lógicos.

6. La asistencia de numeroso público extranjero no únicamente ingleses como ocurre en el Fib y el glamour y la elegancia en el vestir del público del Primavera.

De lo que pude ver (que lógicamente no fueron todos los conciertos) destaco:

– Los mejores: La Buena Vida, Surfin’ Bichos, Sleater-Kinney, Richard Hawley y Yo la Tengo.
– Los más divertidos: I’m from Barcelona y Flaming Lips.
– Los más potentes: Motörhead, Dinosaur Jr., Mogwai y Yeah Yeah Yeahs.
– El más aburrido: Lou Reed.
– Los más frikis: Animal Collective y The Boredoms.
– La revelación: Centro-Matic.
– La decepción: Babyshambles.

Versus Babyshambles:

DOHERTY SORPRENDE
A pesar de su retención en el Prat por una supuesta posesión de estupefacientes, finalmente Doherty y su banda, Babyshambles, decidieron dejarse de polémicas y ofrecer un concierto mínimamente en condiciones. El sonido no ayudó, ya que al principio el micrófono de Pete ni funcionaba, pero Babyshambles sorprendieron con una actuación breve (45 minutos) pero muy intensa, aderezada con una original prueba de sonido de unos diez minutos en la cual, contra todo pronóstico, participó todo el grupo. Ante muy pocos fans (casi todos británicos de vacaciones en BCN) y un público más bien frío, el concierto transcurrió casi como una jam session, alargando algunos temas y cambiando el ritmo original de otros. Pete (con su sempiterno porkpie y menos delgado de lo habitual), por supuesto, nos dio lo que queríamos: tiró un vaso al público, se derramó cerveza en la cara y rompió el micro que no le paró de molestar durante todo el recital al terminar. Patata

DOHERTY ABURRE
Supongo que con la intención de sanear sus maltrechas cuentas por su afición a todo tipo de drogas, Pete nos va a castigar este verano con varias actuaciones en diferentes festivales españoles. Su actuación en el Primavera fue realmente decepcionante, quizás por la penosa calidad del sonido, quizás por su voz ronca o quizás por su actitud constante de divo en el escenario. El caso es que la presentación en directo de un disco que tengo que reconocer que no está mal del todo fue lamentable. Mejor lo hubiesen retenido en comisaría y así habría agrandado aún más su fama de enfant terrible. Hator

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Hator