Franz Ferdinand no sólo no defraudaron sino que sorprendieron con un concierto inusitadamente largo para ser un festival (empezaron con puntualidad británica a las 22,40 y terminó a las 12), cargado de hits y con la blanda plena de energía y con ganas de meterse al público en el bolsillo, algo que consiguió en cuanto Kapranos afinó la voz con la segunda canción. Apenas dejaron un par de concesiones para descansar (‘Walk Away’ y un tema nuevo, cara B de ‘The Fallen’ titulada ‘Lindsey Wells’) porque el resto de la actuación fue una sucesión de bailes desenfrenados por parte de los asistentes.
Durante el escaso tiempo que pasé en Metrorock pude extraer pocas pero interesantes conclusiones: que el sonido era bastante bueno, que las instalaciones estaban muy bien, que había espacio para respirar durante los conciertos (vamos, que no había el típico overbooking de los festivales ni siquiera durante FF), que la zona de prensa era amplia y cómoda, que había que caminar demasiado para recoger las pulseras o simplemente para encontrar la entrada, que el metro estaba a años luz del recinto y que sobraba el stand gigante de Metro de Madrid a la entrada cantándote las bondades de este servicio público, el cual en estos momentos tiene más líneas cerradas que abiertas.