Ultravioleta

Hace un par de semanas se estrenaba en las salas de nuestro país la aventura futurista de Violet, una heroína de las de toda la vida a la que, rodeada de efectos especiales y coreografías algo manidas, da vida una espectacular Milla Jovovich. Interesante mezcla.

Finales del siglo XXI. El mundo ha sufrido catastróficos ataques biológicos. Los muertos se cuentan por millones y el pánico está presente en todas partes. En un fallo del gobierno al intentar crear una vacuna se produce una mutación que multiplica los efectos contrarios, lo que da lugar a una nueva especie de hemófagos. La sociedad queda así dividida entre humanos y vampiros, queriendo ser estos últimos destruidos por los primeros. La guerra está declarada. Entre los cabecillas del movimiento de resistencia hemófaga se encuentra Violet, encargada de robar de los laboratorios centrales la clave para la redención de su especie. Pero los planes de la Resistencia, y por ende de Violet, cambian de rumbo al verse al cargo de un niño portador de un virus que podría salvar o destruir al mundo.

El propio director, Kurt Wimmer (‘Equilibrium’, 2002), se ha encargado de la totalidad del guión que, visto fríamente, no tiene absolutamente nada de sorprendente ni original. Eso sí, ha creado una perfecta heroína; con los valores morales esperados, inteligente, guapa, rebelde… lo necesario para recuperar el equilibrio en una sociedad en guerra. La elección de Milla Jovovich me parece muy acertada, aunque recuerde tantíííísimo a sus papeles de «Resident Evil’ (se rueda actualmente la tercera parte), está divina y desborda belleza -retocadísima, vale- por todas partes. Y lo triste es que en ‘Ultraviolet’ todo recuerda a todo. Más de una vez pensé que estaba viendo luchar a los Star Troupers. Creo que hay muchas similitudes con la estética de Star Wars: el interior de los edificios, las tomas panorámicas de la ciudad. Otras veces nos recuerda a los ‘X-Men

‘, a ratos a ‘Matrix’, incluso se asemeja en ocasiones a los paisajes desolados de ’28 días después’. Otro parecido razonable -pero éste me encanta- son las luchas tipo «yo contra dos mil» al más puro estilo ‘Kill Bill’.

Hubiera agradecido que el guión ahondara más en la historia de sus protagonistas, ya que surgen multitud de incógnitas al final de la película. Resulta poco acertado que a Violet se la nombre todo el rato como «V», ¿pero no teníamos ya a otro mucho más mítico V? Y atención, ignorantes como yo del mundo del cómic: no, la película no está basada en ningún cómic. El diseño de cómic en los títulos introductorios son totalmente ficticios. Y sí, a mí también me la colaron. A pesar de la simpleza del guión y de lo previsible de los hechos, disfruté bastante con la película. Yo creo que se debe al «efecto Milla», fantástica y magnética, con esos colmillos imperceptibles pero tan presentes, no me la puedo quitar de la cabeza. 6,5

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Publicado por
Angèle Leciel