No vamos a negarlo, este es el año Madonna. Su último disco ha roto todas las previsiones de venta, y sus conciertos son capaces de reunir a 60.000 personas en un estadio después de vender todas las entradas en cuestión de minutos. Vamos a repasar dos de las últimas «madonnadas» de la temporada: una que ya tenemos en nuestras manos y otra a punto de llegar.
I’m Going To Tell You A Secret
Desde que fuimos a ver a Lisboa el Re-Invention Tour, hemos estado esperando casi dos años a que el concierto fuera editado en DVD. Al final tenemos que conformarnos con unas pocas imágenes del mismo, ya que Madonna ha preferido editar en su lugar un documental con la historia detrás de la gira, junto con un CD de 13 temas en directo y una maqueta de ‘I love New York’ que prescinde del homenaje a los Stooges.
A primera vista suena bien, sobre todo para los frikis como yo que devoran los making of de los DVD. Pero lejos de ser un análisis detallado sobre cómo se monta un concierto, ‘I’m Going To Tell You A Secret’ se parece más a un publirreportaje de la Cábala. Y es que Madonna ha cambiado mucho desde que es madre y religiosa. Nos presenta a una cantante amable, comprensiva, que llora con sus bailarines, que disfruta de su vida marital mientras Guy se emborracha, que habla de los fans como luces en busca de un destino. No parece ella.
De todas formas, hay grandes momentos por los que merece la pena hacerse con la película. Sobre todo por Lourdes, que es una pija redomada con cierto toque inaguantable que aprovecha cualquier momento para hablar en francés y llamar «Her Majesty» a su mamá. Rocco es más mundano y seguro que será un borrachín cañón cuando crezca. Igualito que su padre.
Aunque lo que más me llamó la atención es ver cómo Madonna, toda sudada al terminar la actuación, se pone un chándal y una toalla en el pelo y se monta sin duchar en la limusina para ir al hotel. Porque Madonna también suda hasta el punto de que su ropa huele mal, como ella misma hace saber a su jefe de vestuario en París.
No puedes evitar acordarte de ‘En la cama con Madonna’, grabado en 1991 durante el Blonde Ambition Tour. Allí Madonna gritaba, reñía a la gente, se mostraba como una caprichosa hostiable a la que todo el mundo rendía pleitesía por miedo a que montara en ira. Personalmente me quedo con esta última, mucho más guarra, polémica e imbécil. Así es como me imagino una estrella del pop. Para místicas me voy a un convento y me relaciono con las monjas.
Campaña H&M