C.R.A.Z.Y.

Por fin estamos en un fin de semana de descanso festivalero, que esto ya era un desfase. Claro, que ahora, sin ningún concierto programado, puede que te encuentres un poco perdido en lo que a ocio findesemanero se refiere. Yo recomiendo ir al cine, que por fin esa laguna de películas malas y nada interesantes estrenadas una tras otra, parece que se va acabando.

Hoy mismo se estrena ‘C.R.A.Z.Y.’, que cuenta la historia de una familia durante los años 60, 70 y 80. Una familia compuesta por los padres y cinco hijos, todos varones: Christian, Raymond, Antoine, Zachary e Yvan. En principio, las venturas y desventuras familiares parecen el epicentro de la película, pero poco a poco descubrimos que la verdadera trama se centra en Zachary, que tiene un don que le permite curar a la gente. Eso hasta que pasa el primer cuarto de la película aproximadamente, que es cuando se despliega el meollo de la cuestión: los peores temores del Gervais (el padre) se cumplen y Zachary resulta ser homosexual. La película se convierte entonces en una continua carrera de Zac por recuperar el amor de su mitificado padre, que parece haberle dejado de querer ante la noticia. Por tanto, ‘C.R.A.Z.Y.’ ahonda y se ahoga en el tema de las relaciones familiares, la homosexualidad, la homofobia, las drogas… Todos esos temas tan de moda en los 70, 80 y 90, pero que siguen estando más que vigentes. Por eso la historia que cuenta Jean-Marc Vallée nos resulta tan cercana: porque todos podemos sentirnos identificados con los protagonistas, en mayor o menor medida.

Lejos de presentar una película llena de tópicos manidos y estirados hasta la extenuación, Vallée desnuda un filme repleto de metáforas (no se ve ni una sola escena de sexo gay, pese a ser la homosexualidad el tema central de la película) y además lo presenta con una dualidad drama – comedia fantástica: en el momento más emotivo de la película es casi inevitable reírse, por lo cómico de la situación. Por cierto, atención a Marc-André Grondin (Zac), camino de convertirse en el nuevo «muso» del cine indie.

La película es una verdadera delicia por sencilla, simple y actual, pese a que relate décadas pasadas. Pero es que además, por si fuera poco, tiene una banda sonora repleta de verdaderos temazos como ‘Crazy’ de Patsy Cline, ‘Emmenez-moi’ de Aznavour o ‘Space Oddity’ de David Bowie. Me atrevo a calificarla de imprescindible, sobre todo viendo la cartelera veraniega. 8.

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Publicado por
Lolo Rodríguez