Madonna en Roma

Están los conciertillos de poca monta que nos tragamos todo el año y luego están los conciertos de Madonna, de los que es imposible que salgas decepcionado o arrepentido de haber gastado lo que te hayas gastado. A diferencia de otros shows de diversos payasos y payasas, es muy evidente que detrás de sus conciertos hay meses de ensayos de varias horas al día en los que cada movimiento ha sido medido al milímetro. Por eso siempre todo le sale perfecto y no te arriesgas a que tenga una mala noche, algo que nunca sabes con otros artistas cuando acudes a verlos en directo. Podemos decir que nos incomodan sus mensajes sobre la pobreza en África o la Fundación Clinton, pero no que el montaje, a pesar de su extrema complejidad, técnicamente tenga ni un pero. Y además, como en toda obra de arte, cada detalle ocupa su sitio y tiene un porqué.

Lo primero que vamos a decir es que aparte de la teatralidad, el vestuario de Gaultier, las coreografías de los que probablemente sean los mejores bailarines del mundo, la fotografía de Steven Klein y todas esas cosas de las que hablan los medios cuando tienen que hablar sobre los conciertos de Madonna, es que musicalmente su show está no sólo a la altura de los mejores sino por encima. El sonido (con la salvedad de algunos graves en momentos puntuales), los músicos y las revisiones de algunas canciones, especialmente ‘Music’, ‘Like a virgin’ o la caótica ‘Let it will be’, son de 10. Y Madonna no hace playback, aunque incluso sus fans crean que sí. En diversos momentos concentramos todos nuestros esfuerzos en observar los labios de Madonna, los momentos en los que cogía aire o improvisaba, y estamos 99% seguros de que Madonna canta en directo tanto en esta gira como en las otras dos que le hemos visto. Asistida por algún coro pregrabado y dos vocalistas femeninas, pero en directo. Que no canta ni tan mal ni tan bien como para ser playback.

Confessions Tour, que nacía con el reto de presentar en vivo uno de sus mejores discos, comienza con ‘Future lovers’, que en directo intercala fragmentos de la letra de ‘I feel love’ de Donna Summer. Mientras, ella sale de una gigantesca bola de espejos hecha con cristales de Swarovski, valorada en 2 millones de dólares. El estallido del estadio cuando esa bola muestra al mayor icono del pop de nuestros tiempos, con un tipín de adolescente y una sorprendente cara de satisfacción, impresiona. Madonna oculta además magníficamente los nervios que ha debido sufrir antes de este concierto al aire libre amenazado por la lluvia, que ya hemos visto en el DVD lo mal que lo pasa cuando tiene que salir a arrastrarse por los suelos y dar saltos en medio de una tormenta.

En esta primera parte, Madonna, experta en reírse de sí misma, tiene el sentido del humor necesario para dedicar la sección al mundo ecuestre, después del susto que se llevó el año pasado cuando se rompió casi todo al caerse de un caballo el día de su cumpleaños. Tras ‘Get together’, interpreta ‘Like a virgin’ subida en un potro haciendo unas piruetas que se antojan angustiosas con esas imágenes de varias caídas de caballo detrás.

El siguiente número es el de la cruz, en el que aparece crucificada y con una corona de espinas. Mientras comienza a sonar ‘Live to Tell’, se levanta la cruz del suelo y sobre las pantallas del fondo del escenario aparece un sol. Nada por lo que haya que rasgarse las vestiduras, pero también una buena forma de polemizar y volver a ser noticia en los periódicos de medio mundo. Una pena que Ratzinger no se pasara a verlo por el Estadio Olímpico de Roma, a poco más de un kilómetro de la Ciudad del Vaticano (y eso que había sido invitado). El momento puede ser una blasfemia como él dice o una horterada excesiva como decimos nosotros, pero impresiona y se ajusta a otra de las letras a reinterpretar de la Salvadora Madonna.

No es la única parte del show en la que aparecen referencias político-religiosas. Hombres judíos enrollados con hombres musulmanes, niños enfermos de Sida, Bush, Sadam o Berlusconi tienen su momento de protagonismo durante las interpretaciones de ‘Forbidden love’ o ‘Sorry’. Sus discursos sobre la necesidad de que todos estemos juntos y unidos y evitemos las guerras sólo se salvan si pensamos en los abucheos que le valen en Estados Unidos, frente a sus propios fans, mientras ella parece desesperada por hacer pensar a una generación que se limita a gritar en sus conciertos U-S-A-U-S-A. Pero a nosotros nos aburren. Y no queremos que Madonna sea tan uncool como Bono de U2, ¿verdad? Menos mal que nos queda el consuelo de que después de todo esto se dedique a frotar su cucu contra la susodicha cruz mientras suena la espiritual ‘Isaac’, cantada por el mismo Isaac, con su turbante y todo, en homenaje a la Cábala.

Mucho mejor, en cualquier caso, las otras dos partes del concierto. Una, la guitarrera. Tanto por lo bien que toca Madonna la guitarra, que a diferencia de otros vocalistas, sabe hacer cejillas y punteos; como por lo bien que sienta este instrumento a canciones como las rompedoras ‘I love New York’ y ‘Ray of light’; o las acústicas ‘Drowned World’ y ‘Paradise’, dos favoritas de los fans que entusiasmaron a quienes las adoran y aburrieron al público que quería más baile.

Y la segunda, la disco, de la que sólo sobra una inexplicable versión casi-reggaeton de ‘La Isla Bonita’. Pero el mix de ‘Disco Inferno’ con ‘Music’, el de ‘You thrill me’ con ‘Erotica’ o el de ‘Lucky Star’ con 10 minutos de ‘Hung up’ nos dejaron extasiados. Más si recordamos que Madonna, muy sensatamente, nunca hace bis (¡¡basta ya de bises ultramegaplaneados!!).

¿Curiosidades? Los famosos que estuvieron por allí: Penélope Cruz, Pedro Almodóvar y, cómo no, Lenny Kravitz, que la está persiguiendo por toda la gira como si quisiera subirse de nuevo al escenario con ella para dar guitarrazos en ‘Ray of light’ o hacerle los coros en ‘Justify my love’. (Pues de momento nada, ¿eh?).

En definitiva, dicen que no puedes morir sin ver un concierto de Madonna. Nosotros decimos que no se puede morir sin ver todas las giras de Madonna. La Reina del Pop ha vuelto a crear un espectáculo que deja en bragas todo lo que hemos visto hasta el momento. Una maravilla visual y sonora que, de nuevo, marca un antes y un después en los espectáculos musicales en directo. Habrá quien siga pensando que Madonna es una marioneta de Warner (?!). Mientras tanto, el resto, la disfrutaremos otros 25 años más. Caniche, Farala, Iko, Patata, Piscu, Supervago.

Vídeos de todas las canciones de Confessions Tour:

http://youtube.com/profile_videos?user=MAXMUSE&page=1

MP3 del concierto en Roma:

Part 1: http://rapidshare.de/files/28570110/CT_Rome_Part_1.zip

Part 2: http://rapidshare.de/files/28574557/CT_Rome_Part_2.zip

Part 3: http://rapidshare.de/files/28578225/CT_Rome_Part_3.zip

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