No hay lugar a dudas: lo más rentable a la hora de sacarle jugo al prime time en una cadena de televisión es comprarse una serie medianamente decente, intentar hacer suficiente publicidad para enganchar y después sangrar al pobre telespectador a base de poner anuncios sin parar. Eso es lo que ha hecho toda la vida Telecinco y lo que Cuatro ya está haciendo, para muestra lo del día del estreno de la segunda parte de la segunda temporada de ‘House’: a base de anuncios y de un resumen del especial ‘House unplugged’, lograron que la serie empezase 30 minutos tarde, justo antes de que el colegiado pitase el final del encuentro de Champions que se disputaba a la misma hora. Así que pocas ocasiones tenemos ya de ver alguna serie decente sin soportar retrasos y largas ristras de cortes comerciales. A veces te dan ganas incluso de abandonar.
A pesar de todo, lo cierto es que hay una cadena que, en ese largo proceso para conseguir una cifra de audiencia aceptable, está prescindiendo drásticamente de cortes publicitarios. Por tanto, ayer pudimos ver en laSexta -con sólo una pausa- un estreno de dos capítulos de una fantástica serie norteamericana titulada ‘Me llamo Earl’. Así, a grandes rasgos, la serie cuenta la historia de un tal Earl, un ladrón de medio pelo que un buen día descubre a través de un programa de televisión que su vida es una cadena de infortunios porque jamás ha hecho nada bueno por nadie, así que «un tal karma» se está vengando de él y haciéndole la vida imposible. A raíz de esto fabrica una lista con todas las cosas malas que ha hecho en su vida e intentará subsanarlas una a una mientras escapa de los intentos de asesinato promovidos por su ex-mujer.
La serie en sí es hilarante. Su falta total de pretensiones deja al descubierto un guión de los que ya no se hacen, con un planteamiento de «humor políticamente incorrecto» pero siempre bajo un prisma de inocencia que le da a la producción un toque naif muy interesante, sobre todo viendo los personajes que toman parte en la acción, que están entre lo friki y lo cutre. Ver a dos tíos supuestamente rudos escapar corriendo de un homosexual y mientras oír en voz en off: «vale, estoy de acuerdo, la huida fue excesiva y la carrerita innecesaria, pero es que mi hermano y yo vivimos en un pueblo pequeño y nunca habíamos visto un homosexual así tan cerca» no tiene precio. Sobre todo porque, ahora que está tan de moda sacar homosexuales en todos los programas y tratarlos a todos fenomenal, vale la pena saltarse un poco las normas. Claro, que ya vendrá cualquier iluminado a decir que es un capítulo homófobo y que por tanto la serie también lo es, como ya pasó con ‘Padre de familia’. Qué valor. 8,5