En el primer trabajo de la banda noruega se dejan ver las referencias a MBV con un sinfín de guitarras saturadísimas y voces femeninas diluidas, pero también a Sonic Youth, al dreampop de Slowdive e incluso a Stereolab. Pero hay que ir con cuidado. Durante un tiempo no he conseguido decidirme y no sabía si me gustaba el disco, o no, más allá del chute de adrenalina que es el primer single, ‘Drain Cosmetics’, que otros temas como ‘Beehiver II’ o ‘Your blood in mine’ sólo son aptos para aquellos agraciados con el don del equilibrio y los nervios de acero. Hasta uno de los momentos más hipnóticos y grandes del disco, el tema ‘Don’t come down here’, tiene una sorpresa guardada… Con la curiosidad me fui enganchado, y ahora ya no puedo dejar la relación masoquista que tengo con este disco. 8,5
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