La cuentacuentos Joanna Newsom

Tengo varias pesadillas recurrentes: que me falta una asignatura para acabar la carrera y no me había dado cuenta, que tengo que dar a la beneficencia 5 paquetes de lentejas por cada paquete de lentejas que compro, que tengo que traducir un libro larguísimo de un idioma que no domino… Casi todas están relacionadas con la infinidad de algo. El segundo disco de Joanna Newsom es como una de mis pesadillas hecha realidad.

Joanna, con una voz entre las CocoRosie y Björk y un estilo próximo a Final Fantasy (fans de estos 3, dadle una oportunidad sí o sí), es una cuentacuentos que sobre arpas, cuerdas y vientos, canta temas de entre 7 y 16 minutos de duración. Podría ser flamenca, pero es de California. Por supuesto toda su familia tiene algo que ver con la música y quien no toca la guitarra, toca el piano y quien no, el violonchelo. Ella empezó componiendo instrumentales, algo que no se nota, porque en los 55 minutos de ‘Ys’ la tía no calla, y desde 2002 ha publicado varios EP’s, un largo llamado ‘The Milk-Eyed Mender’ y ha salido de gira con Devendra Banhart y Smog.

Medios como The Guardian y Uncut, entre otros, han puntuado ‘Ys’ con un 10. Pitchforkmedia se ha quedado en un 9,4, burlándose de las manos pop, adolescentes e inexpertas en las que pueda caer el disco. Pocos son los medios que, como Rolling Stone, se han atrevido a suspender el disco calificándolo de «indigesto». Después de 4 escuchas y alguna lectura de las letras, diccionario en mano, que he tenido que dejar por imposible porque ciertamente hay que ser bilingüe o ponerle muchas ganas para enterarse de algo, puedo decir que ‘Emily’, pista 1, no me desagrada, me empiezo a cansar en ‘Sawdust and diamonds’, y cuando llevamos 40 minutos de disco, termino pensando: «Tía, cállate ya». Y es que 1) no es tan brillante lo que dice, 2) el estilo antiguo al que recurre en algunos momentos me apetece muy poco, 3) la música no redunda en lo que dicen las letras, que me parece estupendo, pero es que a veces casa tan mal o añade tan poco que te da lo mismo que estuviera sonando una trompeta que una guitarra que unas castañuelas. Está muy bien que recordemos que no todos los discos son para escuchar en cualquier momento, de la misma manera que no todos los libros son para leer en el metro, pero los resultados podrían causar un poco menos de jaqueca y taquicardia, en estos días griposos y virulentos. 4

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Publicado por
Sebas E. Alonso