María Antonieta

Toda la predisposición que tenía para que me gustase ‘María Antonieta’, última película de Sofia Coppola, se fue disipando según pasaban los minutos. Lo que en treinta segundos suele resultar atractivo, llevado a las dos horas es inevitable que concluya en un gran bostezo. A la hija de Francis, el proyecto se le ha quedado muy grande.

Lo que tenía que ser una crítica a la sociedad hedonista en la que nos movemos, de ahí que en la banda sonora se incluyan canciones de New Order, Strokes y Siouxsie and the Banshees (bueno, también porque le apetecía, que hay veces que esta música no tiene justificación alguna), y unas Converse entre tanto zapato de alta costura, se queda vacía. Casi no hay historia, y la vida de la última reina absoluta de Francia se queda en una mera anécdota y excusa para invadirnos con un despliegue de imágenes entre el anuncio de perfume, el videoclip, el videoarte y las imaginaciones de princesa de una niña.

Ésta era una buena posibilidad para mostrarnos a una Maria Antonieta cercana, desconocida, que quiere escapar del protocolo de Versalles pero se queda en una curiosidad estética y sensorial, apetitosa como un Kinder Sorpresa. Lo único que esta vez el regalo es una mierda. 4.

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iko