Hace varios meses que la Wino es el centro de atención de la prensa inglesa. Ya su primer disco funcionó bastante bien, pero ha sido ‘Back to black’, unido a sus polémicas, el álbum que la ha convertido en una estrella. Se tatúa el cuerpo de «pin-up girls» y le preguntan si es lesbiana. Ella contesta que «no al menos antes de unos cuantos «sambucas»». Le preguntan cómo es posible que adelgace tanto y reconoce que sufre «anorexia, bulimia y otros problemas alimenticios» («No estoy del todo bien aún, pero tampoco creo que ninguna mujer lo esté»). Pronto ‘Back to black’ cumplirá un año en el top 10 británico, está acomodado ya también en el top 10 americano y no deja de arañar puestos en listas tan complicadas para artistas internacionales como la de España, donde el álbum se publicó en marzo. Amy Winehouse está en el mejor momento de su carrera profesional, ¿pero sabrá digerir o disfrutar de este éxito?
Tras una intro, escuchamos las primeras quejas de Amy en ‘Stronger than me’: Amy quiere un amor de hombre, no de adolescente, ya que se ve a sí misma como una señora, pero se encuentra con que él es muy poco hombre para ella y la señora, en realidad, de hecho es él. “¿Eres gay”?, le pregunta. Desafortunadamente, no siempre tendrá lugar el mismo sentido del humor. La autodestrucción y el odio a sí misma protagonizan versos decisivos en ‘You sent me flying’ o ‘What is it about men’. Otras veces su papel de víctima pasa a ser de verdugo, en temazos como ‘I heard love is blind’, uno de los más jazzies, en los que justifica unos cuernos alegando: «cariño, estaba pensando en ti».
Es en esas escenas tan de película, en esas citas tan románticas (en ‘Take this box’ se despide de «habitaciones que olían a ti») y en esa inestabilidad donde Amy se gana al oyente, futuro fan. Un animalito indefenso con pequeños ataques desafiantes (‘In my bed’) y momentos glamourosos (esos zapatos tirados del libreto del disco, las citas a Moschino o Gucci) que ya se deja ver como una de las mayores estrellas de nuestro tiempo. ¿Anécdota? Esa montaña de discos de las fotos en la que aparecen álbumes de Beck, Ella Fitzgerald, Miles Davis o Rage against the machine. 7/10.
Comencemos por la central ‘Back to black’, probablemente una de las canciones de amor más intensas que se hayan hecho jamás, desde los primeros acordes al piano pasando por el comienzo de la letra, que parece situarnos en un trágico lecho post-coital lleno de abandonos amargos, hasta ese final que vuelve, aunque no queramos, llevándonos «a la oscuridad de nuevo». Pocas veces la decadencia ha sido tan adictiva y hermosa.
En este tema Amy es “la otra” y aunque lo sabe, no puede evitar volver a caer, pero esa bella suciedad se presenta de muchas formas a lo largo del disco. En ‘Just friends’, también el sexo y la culpa son protagonistas, mientras que en ‘You know I’m no good’ ella es la que engaña, y la canción nos la presenta primero interrogada y olfateada por su hombre , dice, «como si fuera un Tanqueray», y finalmente desnuda en una bañera, en mala compañía. Escenas de gran dramatismo que se relajan en ‘Me and Mr Jones’, también conocida como ‘Fuckery’ (palabra cool donde las haya) o en la optimista ‘Tears dry on their own’, contrapunto a la pesimista ‘Love is a losing game’: puede que Amy haya perdido pero no habrá montaña lo suficientemente alta como para pararla.
El disco se cierra con ‘He can only hold her’ y ‘Unholy war’, que parecen canciones de apoyo de él hacia ella y de ella hacia él. Ojalá presagien un buen futuro y ‘Back to black’ no sea el álbum que la destruya como persona ni como artista. 8/10 10/10 .