Gruff se vuelve mucho más intimista y nos regala unas canciones de pop preciosista que versan sobre un león decidido a debutar en el mundo de la música. Un cuento de hadas muy recomendable, sobre todo si el barroquismo de Super Furry Animals te tira pa’atrás
. Y es que en solitario, Rhys hace un pop muy tranquilo, suave, convirtiendo este disco en uno de esos que da gusto escuchar porque son muy coherentes. Tanta coherencia, eso sí, deja un pequeño regustillo a linealidad y a «está bien, pero… ¿no se parecen todas las canciones un poco?» que le hace perder algunos puntos. 6,5.