Apadrina una palabra, pardiez

Con motivo de la celebración del Día del Libro (para despistados, el 23 de abril, que es cuando en Cataluña se hace todo el tinglado este de Sant Jordi con idénticos motivos), a la Escuela de Escritores y la Escola d’Escriptura del Ateneo de Barcelona se les ha ocurrido una original iniciativa que consiste en apadrinar una palabra. Pero no una cualquiera, en plan «mesa», sino aquellas que están ya en vías de extinción o en franco desuso ya sea por la incorporación de neologismos, de esta (in)cultura del lenguaje políticamente correcto que sufrimos ahora o porque, sencillamente, ya no existen.

El hecho de apadrinar la palabra, cual Angelina Jolie de la lengua castellana, no es más que un acto simbólico pero hermoso que nos permite recordar palabras como «mequetrefe» (que ya hemos sustituido irremediablemente por otras como gilipollas, por ejemplo) o «ganapán». La verdad es que, después de pasarnos el día leyendo y escuchando cosas como «a golpe de ratón», «a nivel humano», «lo que viene siendo una…» o «pegilgero», resulta como mínimo agradable redescubrir palabras que amplían un poco nuestro archivo personal de sinónimos. Aquí

podéis apadrinar hasta cinco palabras distintas y, además, ver qué han apa/amadrinado los padrinos/madrinas de honor. Os adelanto que Mariano Rajoy ha elegido «avatares» y que Álvaro Pombo «escuchar». Ellos sabrán. Yo, sin duda, voy a ponerme con «fastuoso», mi palabra preferida de todos los tiempos.

Es una chorrada pero, pardiez, alguna palabreja nueva para quedarte con la gente aprenderás. Yo misma ahora no paro de pensar en «avenate» y en cómo meterla en una frase aunque sea con calzador.

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Publicado por
Patata