La peor de las espinas se les clavó tras la edición de ‘Radio’, álbum con el que iniciaron una preocupante cuesta abajo que, por suerte, remontaron. La elección de Mushroom Pillow como sello y de Steve Albini en la producción ha sido un acierto. ‘Cuando ya no quede nada’ corrobora el cambio de tendencia iniciado con ‘Nuevos Tiempos’.
La primera mitad del disco mantiene una clara línea de continuidad con su disco anterior, con un sonido más eléctrico, potente y con gran riqueza de matices, recuperando definitivamente parte de la frescura perdida tras ‘LHR’ y ‘Largometraje’, en hits potenciales como ‘Esta no será otra canción de amor’ o ‘No hay dinero’, aunque el primer single elegido haya sido ‘La vida moderna’. A partir de la sexta canción, los valencianos se calman y ofrecen su cara más íntima, con más que interesantes canciones como ‘Los amantes y la paz’ o la que da título al álbum, con final al más puro estilo Strokes.
En cuanto a las letras, una vez más, queda patente que no son su punto fuerte, excesivamente tópicas y edulcoradas, aunque eso sí permiten que en sus directos los fans puedan corear sus estribillos al dedillo. Y su pretendida crítica social y política en temas como ‘París ardiendo’ o ‘Tened piedad del ex presidente’ producen sonrojo. 7