CocoRosie / The Adventures of Ghosthorse and Stillborn

Un año y medio después de la edición del segundo álbum de las hermanas Casady, vuelven con ‘The Adventures of Ghosthorse and Stillborn’. Una nueva entrega del freak folk al que nos tenían acostumbrados, pero con una pequeña sobredosis de un hip hop que ya se dejaba entrever en ‘Noah’s Ark’ y que ahora sale con más fuerza que nunca acompañado de la habitual ultilización de instrumentos tradicionales y juguetes infantiles. Este último trabajo de CocoRosie me ha entrado a la primera y reconozco que me ha gustado bastante más que el anterior, que me dejó un poco fría en algunos matices respecto de su debut.

El single ‘Rainbowarriors’, así como ciertos fragmentos de otros cortes, parecerá una locura, pero me recuerda a ciertos proyectos experimentales de la Jamaica de finales de los 90 (aquellos tiempos pre-reggaeton) que unían cantos espirituales con raggamuffin y algo parecido a un hip hop caribeño. Y me encanta. En ‘The Adventures…’ hay otras muchas joyas como ‘Raphael’, una deliciosa balada sin estridencias, el exquisito trip hop de ‘Promise’ o ‘Japan’, que como si de un hit de Harry Belafonte se tratara, automáticamente da un subidón de positivismo, con intervención operística de Sierra incluida. ‘Animals’ es una suerte de canción infantil que junto a los acordes del ‘Cumpleaños feliz’ nos habla de la soledad a todos los niveles con una elegancia vocal y melódica la mar de interesante.

Los puntos flojos se presentan a pares también. Con ‘Black Poppies’, ‘Werewolf’ o ‘Girl And The Geese’ la escucha se hace más que tediosa y no puedo terminar de escucharlos. Antony (el de los Johnsons) colabora nuevamente aunque esta vez de manera más escasa con un par de frases en ‘Miracle’, tema que tampoco aporta gran cosa a la totalidad del álbum. Como bonus-track nos encontramos con ‘Childhood’: una guitarra y la voz de Bianca con un ruido lejano de ¿trenes? conforman lo que sería una buena canción de no haber sido estropeada por un pegote de cánticos selváticos a lo ‘Let The River Run’.

Una vez más, me veo entre mis manos con un disco con temas muy muy buenos y otros no tan buenos que me hacen muy difícil la calificación global. Pero las matemáticas no fallan y una media aritmética es siempre justa. Así, felicito a CocoRosie por este trabajo tan variadito y sorprendente. Podía haber sido mucho peor. 6,75

El pasado 14 de abril, después de agotar las entradas de su prevista actuación en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, CocoRosie llenaba una vez más en la capital, esta vez en la sala Joy Eslava. Cuando llegamos me acerqué a la barra a pedir algo mientras observaba estupefacta cómo todo el público estaba maravillado con un tipo que había hecho de sus cuerdas vocales una caja de ritmos.

CocoRosie apareció finalmente (¡bien!). Bianca, cubierta con la capucha de su sudadera negra de chunga de barrio y una danzarina Sierra con un vestido amish de riguroso luto pero en versión «transparencias». El concierto fue un espectáculo de una gran belleza donde se revisó casi por entero el último álbum, a destacar, ‘Japan’, ‘Animals’ y ‘Rainbowarriors’. Los asistentes, al menos en el lateral en el que yo me encontraba, disfrutaban a tope de cada uno de los temas. Los nuevos ritmos presentes en sus últimos trabajos invitaban a saltar, bailar con quien tuvieras al lado y aplaudir rabiosamente al término de cada canción.

La human beatbox acompañó a las hermanas en casi todo el concierto, aportando la nota rítmica a un maravilloso piano y a las habituales cuerdas (contrabajo, guitarra, arpa…). Fueron muy especiales los momentos de revisión de hits. No faltaron ‘By Your Side’ ni el maravilloso ‘Beautiful Boyz’. Y en un bis que parecía nunca llegar las hermanas nos volvieron a deleitar como hicieron en 2005 con un emocionante ‘Turn Me on’, versión del conocido tema de Kevin Little.

Por lo demás, nada muy destacable con respecto a otros conciertos de las hermanas. Diapositivas con muestras fotográficas y arte diverso, instrumentos tribales y de juguete, el piano de plástico de colorines con gruñidos, balidos, graznidos y cacareos de todo tipo, etc. Sierra es todo dulzura y vivo en mi mundo feliz. Bianca muestra cada vez más ese aire de superioridad que aún no sé si es el papelito que quiere representar o es que realmente forma parte de ella. De cualquier forma, el concierto valió la pena. Entretenido, elegante y divertido. 8

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Publicado por
Angèle Leciel