No es tu disco favorito, pero sí ese disco que, por alguna extraña razón, nunca pudiste sacar de la guantera del coche, de tu portacedés cuando ibas a la facultad, que te tuviste que grabar de vinilo a cinta para llevar en el walkman o que hoy en día te ves incapaz de sacar de tu ipod. Los 9 miembros de JENESAISPOP escogen el suyo:
Don McLean / American Pie: Tendría unos 13 años cuando mi padre cogió su ‘American Pie’ versión vinilo y me pasó a una cinta sus temas favoritos del LP. Al cabo de unos meses me lo grabé entero y, aunque no tenía walkman, os aseguro que no paraba de oír esta cinta y que la rayé bastante. Al cabo de unos años me compré el CD, que además venía con una canción más que el vinilo. Pasa el tiempo y no dejo de escucharlo, de llevarlo en todas partes. Creo que soy de las pocas personas que soporta cada segundo de los 8:36 minutos que dura completo el tema ‘American Pie’ (y mirad que, por regla general, no soporto los temas de más de cuatro minutos). Se me ponen los pelos de punta con ‘Crossroads’ o el homenaje a Van Gogh que es ‘Vincent’, no dejo de bailar con ‘Everybody Loves Me, Baby’ y me sigo emocionando con ‘The Grave’ o el canon de ‘Babylon’. Es de estos discos perennes, que siempre están ahí. Y soy muy consciente de lo que ha influido en mis gustos a lo largo de los años. Lo mejor: que nunca pasará de moda.
Angèle Leciel Lemonheads / It’s A Shame About Ray: El disco que supuso el primer éxito comercial de Evan Dando es el único de mi post-adolescencia que aún me vuelve loco de principio a fin cuando lo escucho (lo cual ocurre al menos una vez cada dos o tres meses) y del que soy capaz de chapurrear cada «yeah». Y eso excluye ‘Nevermind’ o ‘Ten’, por ejemplo. Es un disco que sienta las bases de mis gustos posteriores porque uno tras uno de sus trece temazos urgentes (incluyendo su célebre ‘Mrs. Robinson’ de Simon & Garfunkel y ‘Frank Mills’ del musical ‘Hair’) contienen una mezcla perfecta de pop, folk, country, punk y rock. El hitazo ‘Confetti’, el punk de ‘Rockin’ Stroll’ o ‘Allison’s Starting To Happen’, las preciosas ‘It’s A Shame About Ray’ o ‘My Drug Buddy’… todas y cada una de estas canciones me empujan a cantar a grito pelao y a practicar el air-guitar sí o sí. Pero por encima de todo esto, encuentro una conexión emocional irrefrenable con este álbum de corta duración y fácil escucha que me retrotrae durante 33 minutos a unas sensaciones que por suerte o por desgracia ya nunca volverán y, sobre todo, me une a personas que aunque ya no estén tan cerca siempre volverán con esas canciones. Caniche.
Madonna / The Immacullate Colection: Cada disco tiene su momento y dependiendo de tu estado emocional o físico puede que te apetezca ponértelo o te dé pereza. En mi caso, éste es uno de esos pocos que en un 85% de los casos (que ya es) estoy dispuesta a escuchar, bailar y/o cantar. Cuando echo la vista atrás me doy cuenta de que, aunque no sea muy fan de Madonna, este disco me ha ido acompañando siempre en el portacedés. Lo que le da valor es que resulta aplicable a muchos momentos de la vida diaria: para «maquearte» antes de salir de fiesta, para esas visitas que vienen a tomar algo a tu casa y no sabes qué poner de fondo, para cantar en el Singstar, para bailar en la disco, mientras cocinas, para escuchar en el coche cuando te vas de vacaciones, etc. Se les escapó ‘True Blue’ pero se pasa por alto debido a la cantidad de hits que contiene el álbum. Elena
The Cardigans / Long gone before daylight: Recuerdo perfectamente el momento en el que conocí a los Cardigans: en aquella reinvención de ‘Romeo y Julieta’ a cargo de Baz Luhrman. ‘Lovefool’ es una canción que a día de hoy me sigue gustando, aunque el álbum que la contiene no termino de encajarlo. Después vino ‘Gran Turismo’, y algunos de sus singles me marcaron profundamente. Todavía recuerdo que tanto ‘Lovefool’ como ‘My favourite game’ formaron parte de esas compilaciones radiofónicas veraniegas que todos nos hacíamos en cinta, con un dedo en el rec y otro en el play esperando a que el locutor terminase de hablar para grabar la mayor parte de la canción. Qué tiempos aquellos, y qué sensación de triunfo cuando conseguías una canción completa, sin interrupciones,
jingles o señales horarias. Los chicos de Nina no volvieron a sacar disco hasta mucho más tarde, porque el éxito estuvo a punto de comerse a la banda. Mi reconciliación con ellos no vino hasta ‘I need some fine wine and you, you need to be nicer’, cuando volví a recuperar mi interés por sus canciones. Esto me llevó a reescuchar el único disco que tenía (‘Gran Turismo’), a bajarme todos los demás, comprármelos inmediatamente y -posteriormente- a hacerme súper fan de esta banda. Mi disco preferido es -de lejos- ‘Long gone before daylight’. Es muy difícil que un disco tenga tantos temazos y tantas canciones que puedas escuchar en cualquier momento. ‘Communication’, ‘You’re the storm’, ‘For what it’s worth’, ‘Live and learn’, el bonus track ‘If there’s a chance’… Creo que desde que lo tengo, no ha pasado ni una semana de mi vida en la que no lo haya escuchado, desde el principio hasta el final. Y eso ya es decir mucho.
Farala VV. AA. / Maxi Pop Vol. 1. Este recopilatorio me ha acompañado durante muchos años desde mi etapa universitaria en Valencia. Allí, como ya he contado alguna vez, el remember es un género musical muy respetado y este disco fue uno de los iniciadores de una saga de sellos discográficos y salas que vendían y pinchaban exclusivamente este tipo de música. Editado por el mítico Contraseña Records, en este primer volumen aparecían himnos de la noche valenciana como ‘A mirage’ (The Essence), ‘This Is A Seagull’ (Snake Corps), ‘All Night Long’ (Peter Murphy), ‘Sparrows And The Nigthingales’ (Wolfsheim) o ‘This House Is A House Of Trouble’ (Sally Timms). Hator
Garbage / Version 2.0: Era el año 98 y yo estaba en plena resaca post-grunge, entre otras cosas. Como cualquier estudiante universitiario, tenía mucho tiempo libre que dedicaba a escuchar mucho la radio y a salir todavía más. Y no sé si fue en el Donegal, el bar en el que más horas pasaba metido en Pamplona por aquellos años, o por la radio donde escuché ‘Push it’ por primera vez. Pero a partir de ese momento, en cuanto me compré el ‘Version 2.0’, me convertí en un incondicional de Garbage, para lo bueno y para lo malo. Pocos discos hay que pueda escuchar incansablemente como éste, de principio a fin, con tantos buenos singles como el ya antes mencionado ‘Push it’, pero también ‘I think I’m paranoid’, ‘Special’, ‘When I grow up’, ‘You look so fine’… o esa apertura de disco tan bestial como puede ser ‘Temptation Waits’. Me pasaba horas escuchando con los cascos esos temazos, fijándome en todos los sonidos y en la producción tan peculiar de Garbage. Se notaba que era un disco de productores. Nueve años después, ahí sigue el disco en mi iPod. iko
Pulp / Hits: Antes tenía que llevarme varios discos de Pulp en mi portacedés para poder escuchar algunas de mis canciones preferidas de todos los tiempos, pero desde que se publicó este magnífico recopilatorio, me basta y me sobra para tener todo lo que necesito de Pulp (bueno, junto con el ‘Freaks’, porque no hay ninguna canción dentro de este recopilatorio). ‘Hits’ contiene ‘Something Changed’, canción que me recuerda a una persona muy importante para mí y que todavía me emociona después de mil escuchas; también ‘Party Hard’, que pone de manifiesto lo duro que es salir por la noche, algo de lo que doy fe. Por supuesto, ‘Common People’ y ‘Disco 2000’, que no pueden faltar en cualquier fiesta pública o privada que se precie porque son hits asegurados. ‘Babies’, esa canción tan divertida y tan cruel sobre ese que se enrolla con la hermana de la novia porque le recuerda a ella; ‘Razzmatazz’, un himno indie donde los haya pero a la vez una canción que transmite una atmósfera asfixiante y decadente… Sólo paso alguna canción del final, de las del último disco, pero el resto las escucharía un millón de veces más y sé que lo seguiré haciendo toda mi vida.
Patata Kylie / Fever: En una época que andaba yo muy perdido buscando la música que me llenara de verdad, apareció en mi vida este disco para reconciliarme para siempre con el pop comercial. O lo que es lo mismo, no me diera vergüenza reconocer que me gusta. Nunca fui un gran fan de la australiana hasta que compré ‘Fever’. Una adquisición totalmente a ciegas, como tantas otras, ya que sólo me gustaba el ‘Can’t Get You Out Of My Head’. Con el tiempo, de llevarlo en el discman, descubrí que aquel era un disco redondo, de esos en los que no pasas un solo tema, de esos capaces de cambiarte el humor. Lo reconozco, me fascina pasear por la Gran Vía escuchando ‘Come Into My World’, bajar las escaleras de casa al ritmo de ‘Love At First Sight’ o limpiar la casa mientras bailo con ‘Burning Up’. Absurdas mariconadas, lo sé, pero son las absurdas mariconadas a las que no estoy dispuesto a renunciar. Eso sí, lo de ensayar coreografías delante del espejo, como algunos miembros de JNSP se piensan, pues no. Tengo buena memoria y, sobre todo, un DVD de conciertos que veo casi tanto como escucho el disco.
Piscu.
Blondie / Grandes éxitos: Estoy seguro de que si hubiera nacido 15 años antes habría sido el fan número 1 de Blondie. Como cuando nací estaban a punto de entrar en su decadencia, no puedo mimar igual algunos de sus discos, que me dan pereza. Me quedo entonces con uno de los recopilatorios, a pesar de lo que me gustan ‘Parallel lines’ y ‘Plastic letters’. La generación ipod ha servido para que me dé cuenta de que soy incapaz de desprenderme, para un viaje, para un fin de semana con los amigos, para cualquier día, de este «greatest hits» que tengo de ellos (no es el de la foto, imposible encontrar la portada en Internet) que además trae una casposísima y chochi versión en castellano de ‘Call me’ («Call me cuando quieras»). ‘Atomic’ es una canción indisociable de nuestras fiestas desde una post-eurovisión en la que la pudimos bailar, sin exagerar, 30 veces seguidas; ‘Heart of glass’ es un clásico, ‘Denis’, una de las canciones más guays de la historia; ‘The tide is high’, una de las más sensuales; ‘Dreaming’, una de las que tiene una de mis baterías favoritas… y así podría seguir y seguir. La prueba maestra de que el rock se podía bailar, de que las grandes canciones superan cualquier tipo de época y género.
Supervago.