Terminamos nuestro pequeño repaso a la campaña electoral con Barcelona, y yo como enviada especial a la Ciudad Condal me encargo de sus candidatos ya que cada mañana me desayuno con sus caras por doquier. Bueno, las de algunos más que las de otros, porque hay algún que otro candidato a alcalde que es más difícil de encontrar, ya sea en forma de cartel o incluso en internet. Tal es el caso de Alberto Fernández Díaz, del PP, de quien no puedo comentar nada porque me ha sido materialmente imposible encontrar una imagen de su campaña en condiciones. Así que no es discriminación; es que no había de dónde sacar. Así que me centraré en los otros cuatro que, al menos, tienen bastante tela.
Jordi Hereu. Como era de esperar, su campaña es la más agobiante de todas ya que sus carteles brotan como hongos por cualquier parte de la ciudad. Lo cierto es que, desde la marcha de Clos y su llegada al Ayuntamiento de manera accidental, Hereu era el gran desconocido, y este bombardeo con su rostro rechoncho y angelical resultaba imprescindible. Su cartel recuerda mucho a ‘Dónde está Wally’, con un montón de personitas recortadas y aglomeradas a su alrededor (entre las que se pueden encontrar caras medio conocidas dentro de la política municipal, como algunos regidores o el marido de Judith Mascó), algo que resulta ciertamente agobiante porque rellena demasiado el espacio y deja muy poco -cero- aire para respirar, pero ellos sabrán. En mi opinión, y después de haber visto al candidato en persona, creo que esta fotografía le favorece lo mires por donde lo mires. Jordi Hereu tiene una incipiente calvicie (por encima de la frente se le ve el cartón una barbaridad) y de repente en esta fotografía se le ve un pelo frondosísimo, para lo que es la realidad. Grandes implantes de Photoshop, muy conseguidos. Además, cuando este señor sonríe sus carrillos se expanden lo suficiente como para que se parezca al muñeco del Netol, y aquí sus mejillas son lisas y sin hinchazones. Muy arregladito, joven y terso,
Hereu ha rejuvenecido diez años y ha adelgazado otros tantos kilos. Buen trabajo.
Imma Mayol. La
candidata de Iniciativa Per Catalunya ha optado por la sencillez y la sinceridad para su imagen de campaña; para mi gusto, demasiada sinceridad ya que sus estilistas -en caso de que los hubiere- han dejado a la pobre Mayol más desnuda que otra cosa, y ni se han molestado en disimularle un poquito las patas de gallo y las arrugas de las comisuras de los labios. Una cosa es el lífting de Esperanza Aguirre, y otra cosa es «la arruga es bella», que no lo es tanto para una fotografía de campaña. Ya sabemos que es la candidata más verde, ecologista y de izquierdas de Barcelona, pero lo cortés no quita lo valiente y un poquito de Photoshop no te resta ni un ápice de ideología. La ropa también me parece un poco desacertada; el negro es el color más triste, aburrido y reviejo salvo en eventos nocturnos; no quiero decir con esto que Imma Mayol se vistiera de faralaes, pero esa misma camisa negra en azul le hubiera dado más vida. Vamos, que entre el no-Photoshop y la indumentaria de funeral, esta pobre mujer parece más Doña Rogelia que la candidata más
progre a la alcaldía.
Xavier Trias. Si hay algo que le podemos reconocer al candidato de
CiU es lo bien conservado que está para estar ya metido en la cincuentena. Eso o sus colaboradores se han empleado a fondo para darle un poco de lustre a su imagen, haciéndole parecer más joven, atractivo y hasta buenrollista. Esa media sonrisa parece estar muy estudiada: así no le salen patas de gallo y parece un auténtico seductor de mediana edad. Me parece muy destacable el hecho de que no lleve traje con corbata -probablemente el atuendo más aburrido y reviejo de todos los tiempos y que debería empezar a extinguirse de una vez por todas-, así que con su indumentaria informal amplía su electorado hacia los votantes más jóvenes. La derechona en Catalunya no es la derechona de otros sitios; aquí es moderna, jovial y no lleva los crucifijos colgando (al menos, que se vea).
Jordi Portabella. He dejado al candidato de
Esquerra Republicana para el final porque me parece el más llamativo, como se puede ver en la fotografía. ¿De qué va vestido Portabella? ¿Es eso un albornoz? Sí, lo es, y además tiene su frondoso y suave pelo mojado y levemente despeinado como si acabara de darse un baño en esas aguas que se ven en el horizonte. Mientras se seca, medita con la mirada perdida y lanza un mensaje a sus electores: soy el más guapo, soy atractivísimo y además mirad qué cercano que os recibo en bata. Estoy imaginando a un montón de cuarentonas cogiendo su papeleta de Portabella mientras sueñan que se las lleva a nadar a esa playa que aparece en el cartel. En fin, esta imagen de dandy me parece ciertamente ridícula (y más cuando el lema que acompaña a la fotito del albornoz es «Utilízanos») cuando estamos hablando de política; que una cosa es ser un partido cercano a la gente alejado de la típica imagen de político serio y aburrido, y otra aparecer como recién salido de la ducha en tu casa. Como chiste es divertido, pero como campaña me parece fuera de lugar. Yo veo esta foto forrando las carpetas de una adolescente más que pidiendo votos pegada por una pared. O vendiendo Vernel, porque no me digáis que no tiene pinta de estar suave el albornoz…