Algunos de nuestros amigos llaman al Primavera Sound el ‘Festival de los Muertos en Vida’, dada la supuesta pose anti-pop del evento. Nosotros, que nos negamos a admitir tamaña difamación (todos sabemos que donde realmente hay muertos en vida es en el Dark Hole), defendemos la facción hedonista del festival, con el lema ‘Para pasarlo bien en un festival no es necesario oler mal’. Y es que al final nos lo pasamos piratón siempre que vamos. Después de comprobar, además, la masiva afluencia de público anglosajón (mención especial para la pareja anglo-japonesa que llevaba a sus tres retoños -carrito incluido- a todos los shows), proponemos que como debería llamarse este festival en realidad es… ¡¡¡Zombies Party!!!
La edición 2007 del Primavera Sound empezó floja, bastante floja, con algunos grupos como los Smashing Pumpkins que hace ya tiempo que perdieron el norte y con unas colas a la entrada del festival que hacían presagiar la vuelta a los años de las esperas interminables en el Poble Espanyol. Pero el viernes y, sobre todo, el sábado, el festival brilló con un cartel que hizo que tuviésemos que ir con la lengua fuera de un escenario a otro en más de una ocasión y que nos dejó con ganas de más festival.
Incomprensiblemente, la organización ha dado algún paso atrás en ciertos aspectos: horribles colas para entrar (¿¿¿alguien logró ver a Herman Dune???), terribles colas para comprar tiques y cambiarlos por bebidas, el sonido de algunos conciertos, que fue realmente malo y, como colofón, una gran falta de información, como ocurrió con la caída de cartel de Klaxons o el cambio de hora y escenario de Battles. Que se lo pregunten a aquellos que se plantaron su mejor capucha, la más fluorescente, para recibir a los ingleses. Qué mal.
JUEVES:
Slint
Caniche: En el ambiente se percibía que en el escenario había algo grande. Y es que ellos parieron todo el soft-post-todo. Terroríficos, aunque no es lo que uno espera ver en un festival a esas horas.
Veredicto: Ole Papa (M).
The Smashing Pumpkins
Iko: Llamar a la banda que salió al escenario ‘The Smashing Pumpkins’ sería demasiado, ahora que de la formación original tan sólo quedan el egocéntrico Billy Corgan y el batería, aunque éste también estuvo expulsado una temporada del grupo. Así que Billy Corgan y sus chicos, entre los que había una bajista un poco Nancy, dieron un concierto que ya preocupaba cuando salieron con un vestuario ridículo, de blanco siniestro, entre la novia cadáver y el líder de una secta. Y excepto por los éxitos del ‘Siamese Dream’ y el ‘Mellon Collie’, coreados por los fans, el concierto aburrió y mucho. Billy estaba que se reía de todos y tocó con cierta desgana. Eso sí, al final mandó a sus chicos adentro y estuvo un buen rato despidiéndose de la gente a lo Princesa Letizia.
Caniche: El rollo mesiánico de Billy Corgan. Sólo fue divertido cuando tocó algunas de las buenas. El resto para olvidar, sobre todo esa pretenciosidad. ¡¡¡Si hasta salían disfrazados de Dragon Ball Z!!!
Veredicto: Go home, Billy Bird.
Iko: Los hermanos White dieron el concierto más multitudinario del jueves, con un escenario Rockdelux a reventar. Qué bien toca la batería ella, qué bien toca la guitarra él. Con una interpretación correcta no se olvidaron de sus grandes éxitos -‘I think I smell a rat’ puso a la gente como loca- y cerraron con el ya archiconocido ‘7 Nation Army’. Pero en el fondo, la gente se quedó con un regustillo un poco malo.
Caniche: Me pasó lo que con los discos. Llega un punto en el que o se dan vida o pierdo la capacidad de atención. Ahora, en el bis echaron toda la carnaza en el asador. Eso y ver a la artista con más morbo del planeta sobre un escenario es realmente priceless. Penoso ese coro italian-style de ‘Seven Nation Army’.
Veredicto: Pa, parapa, paraba.
Elvis Perkins
Caniche: Un horrible sonido y el hurto de sus instrumentos en París dieron lugar a que una de las next-big-things de los muertos en vida terminara su concierto en media hora haciendo versiones al pedo. Pese a todo, ningún mal sonido puede matar una canción tan buena como ‘While You Were Sleeping’.
Veredicto: Elvis vive. Devolvedle su guitarra.
Girl Talk
Caniche: Saltando y agitando la cabeza frenéticamente desde el segundo 1, el mash up loco de este tipo de Pittsburgh le servía de excusa para ir desnudándose poco a poco. A nosotros para bailar, pese al cansancio.
Iko: Y a algunos, hasta arriba de algún que otro estupefaciente, para abrazar a cualquiera que se cruzase por su camino.
Veredicto: No quisiera ser una de las groupies que le acompañaban.
VIERNES:
Blonde Redhead
Iko: Tenían hasta público infantil, aunque el bebé de más tierna edad se quedase dormido al poco de comenzar la actuación. Eso sí, los cascos que llevaba el bebé y sus hermanos fueron la sensación del concierto, hasta el punto que ensombreció toda la carne que enseñaba Kazu, la cantante del grupo. Que por cierto, se tuvo que quedar congelada la pobre por el vendaval que soplaba en ese momento con los pantalones cortos, más cortos no podían ser, que llevaba. Quizá sea también cosa del vendaval que se escuchase el concierto fatal. Le damos un aprobado justillo.
Veredicto: No por mucho piernamen enseñar, se escucha mejor.
Beirut
iko: Era uno de los grupos más esperados y fue una de las decepciones. En directo el niño americano que quería sonar a rumano no termina de cuajar. Con una interpretación vocal pobre, que se oía fatal, y un sonido que dejaba bastante que desear, el directo se salvó del completo desastre por las ganas que le pusieron y lo bien que le dieron bien a la botella.
Veredicto: La orquestilla del pueblo se va de festival.
Caniche: Gran ocasión para ver a uno(s) de los grandes. Mark E. Smith hizo de él mismo y su solvente banda hizo el resto. Genio y figura, llegó a arrebatar el micro a su teclista para terminar un tema que ella había cantado al completo. Buenísimo.
Veredicto: Arrrrte.
Hot Chip
Caniche: Pese a no sorprenderme tanto como cuando telonearon a LCD Soundsystem, los ingleses resultaron vibrantes, apasionantes por momentos y, claro, bailoteables. Muy aplaudidos.
Veredicto: Peligro de estancamiento: Muevan los pies.
Modest Mouse
Caniche: No sé por qué ponen a parir a los americanos en los foros del PS07. Para mí fue un concierto intenso como pocos (quizá es porque su disco me encanta), con un sonido correcto y grandes canciones. Con la superpoblación de guiris everywhere (allí son grandes), el escenario se les quedó pequeño. Y, señores, ¡¡¡parece que Johnny Marr pinta algo en la banda!!! ¡¡¡En serio!!!
Veredicto: Float on, ¡OK!
Low
Iko: Éxito de Alan y Mimí, los mormones más famosos del panorama indie que estrenaban bajista. El concierto giró en torno a su último disco, ‘Drum and guns’, que interpretaron casi al completo y con el que dejaron a la mayoría de los asistentes con la boca abierta. Uno de los mejores directos del festival, aunque los voceos de algunos que no sabían que en ese concierto había que estar en completo silencio pusieron al borde de los nervios a más de uno.
Veredicto: The Low lows.
Bonde Do Role
Iko: Estos brasileños son pura dinamita, con un sonido que levantó el ánimo de hasta la persona más derrotada por el cansancio. Mezclaron sus temas con lo que les dio la gana y pusieron a la gente a bailar reggaeton sin ningún tipo de vergüenza. Habrá que seguir a estos chicos.
Veredicto: Queremos voçes amar.
Diplo
Caniche: Cuando ya parecía imposible que algo nos hiciera despertar, llegó el novio de M.I.A. y a base de mash-up bastardo nos puso como locos, antes del amanecer.
Veredicto: ¡La conexión brasileña funciona!
SÁBADO:
Oakley Hall
Caniche: Pese a la hora taurina y la solana que pegaba, fue un gustazo poder ver a los autores de un discazo como ‘Gypsum Strings’. Un espectacular sonido permitió lucirse (espectaculares las guitarras, sobre todo en ‘Confidence Man’) a estos neoyorquinos, que demostraron que la americana no tiene por qué estar reñida con el pop. Fueron jaleados por dos fans escoceses muy divertidos.
Veredicto: Atentos, que serán grandes.
Caniche: Los de Washington, comandados por el bueno de Ted, desplegaron a todo meter su punk pop amable (aunque reivindicativo, eso sí), para regocijo de los miles de fans que esperaban ansiosos, de los cuales un 90% eran… sí, guiris. Dejándose la piel y el sudor (sobre todo el sudor), se machacaron unos quince temas a toda pastilla en una horita, incluyendo lo mejor de ‘Living With The Living’ y sin olvidarse del muy coreado (por los guiris) ‘Where Have All The Rude Boys Gone?’. Muy bien.
Veredicto: Punk soleado in La Costa Brava.
The Long Blondes
Caniche: Ahuyentando cualquier sospecha de bluff, la banda de Sheffield abrió el escenario grande el sábado con un solvente concierto, pero sin estridencias. Soportados en el (enorme) carisma de Kate Jackson, se limitaron a exprimir lo mejor de ‘Someone To Drive You Home’. Correcto pero peligroso. Triunfaron con ‘Once And Never Again’, claro.
Veredicto: Necesitamos nuevas buenas canciones para mantener la fe.
Patti Smith
Caniche: Quizá mis expectativas eran demasiado altas. No puedo decir que fuera un mal concierto para nada, pero apenas me emocioné. Se veía que es UNA DE LAS GRANDES, pero se limitó a ser simplemente profesional, justo como su banda. Redundaron demasiado en las pobres versiones de ‘Twelve’, con mención especial a un aburrido ‘Smells Like Teen Spirit’ en el que Nels Cline de Wilco les acompañó para hacer… bulto.
Veredicto: ¡Que vuelva y nos dé nuestro merecido!
Iko: Era un concierto arriesgado ya que tocaban el ‘Daydream Nation’ de principio a fin. Cuando comenzaron a sonar las notas de ‘Teenage Riot’ la gente se se puso como loca. Una vez pasado este momento de euforia, unos venían y otros se iban, que en la explanada había más cabezas que ‘Daydream Nation’s’ vendidos. En los bises repasaron algunos temas de sus últimos discos y pudimos ver a una Kim Gordon enloquecida bailando al estilo reggaeton por el escenario. Ya sólo por eso mereció la pena y es que Sonic Youth siguen sin defraudar.
Veredicto: Kim meets Timbaland
Wilco
Caniche: Será que soy refán, pero para mí hora y cuarto de Wilco es poquísimo. Me pareció que se dejaron en el tintero demasiados temazos. Y que tocaron demasiados de ‘Sky Blue Sky’. Empezaron con un sonido bajiiiito que fue mejorando. Aun así, como son tan grandes, vibré.
Veredicto: Que les pongan a tocar la noche entera, non stop.
Architecture in Helsinki
Caniche: Los seis australianos sorprendieron con un concierto nada gafapasta y sí muy muy divertido. Animando al bailoteo continuamente, supieron meterse al respetable en el bolsillo con simpatía y un efectivo pop, como el de su nuevo e infeccioso single ‘Heart It Races’. Grandes.
Veredicto: Dim daradara dimdamdiramdiram.
The Good The Bad And The Queen
Caniche: Un poema. Eso era la cara de Damón Parla al ver cómo el sonido de Lisäbo se metía de lleno en el foso del Rockdelux y tapaba al delicado cuarteto de cuerda que lucía su chou. Y es que ni la cuidada puesta en escena, ni su ímpetu inicial, ni los tres o cuatro buenos momentos del álbum pudieron evitar que se cargaran su concierto. Al final, él mismo suicidó la actuación con un comprensible pasotismo, abortándola a los cincuenta minutos. No sin antes castigarnos con la incomprensible aparición de un MC que rapeaba en árabe y clamaba paz. ¿Perdón?
Veredicto: Un desfás.
The Apples in Stereo
Iko: Tocaban pronto, a eso de las seis de la tarde, y los Apples in Stereo ya tenían a un buen número de gente dispuesto a ver un concierto de los divertidos, de los muy divertidos, que a esas horas divertir no es tarea fácil. Así que con un teclista disfrazado de algo raro, con capa, y con unos temas muy fáciles de digerir, fueron el mejor aperitivo para comenzar el sábado. Desde luego mucho mejor que sus compañeros de sonido, Of Montreal.
Veredicto: Las manzanas, el mejor aperitivo
múm
Iko: Las tres de la mañana no era la hora más adecuada para el tipo de música que hacen y ellos eran conscientes de este pequeño inconveniente, así que no dejaron de hacer guiños al público. Se mostraron más divertidos de lo que podría pensar uno. Aunque las canciones ‘sleepy’ para los ‘sleepys’ dejaron traspuesto a más de uno, que corriendo se dirigió a los escenarios donde se podía bailar un poco más. Así que no sé si por los esfuerzos, o porque realmente fueron buenos, la sorpresa de verlos en directo fue grata y eso que no sabía quién era la chica que no paraba de dar saltitos, ahora que las dos gemelas de la portada de ‘Fold your hands child…’ de Belle&Sebastian han abandonado el grupo.
Veredicto: Ice, ice, baby
Matt Elliott & his orchestra
Iko: Encandiló a los asistentes del Auditori, lugar propicio para echar una cabezadita entre tanto concierto, en lo que fue la actuación más emocionante del festival. Matt Elliott puso al público en pie tras el repaso de su último disco y nadie se durmió. Concentrado en los efectos con la voz, este chico de cuerpo grande nos puso la piel de gallina con los temas de su último disco. Y el final fue hipnótico. Sí señor.
Veredicto: Matt is the king
Grizzly Bear
Caniche: Unos Beach Boys fantasmagóricos visitaron el escenario ATP el sábado por la noche y yo todavía tengo escalofríos. Los peculiares modos en directo de esta banda americana ayudan a hacer la digestión de su a veces espeso álbum ‘Yellow House’. Las preciosas armonías vocales, las flautas fantasmales, las guitarras delicadas y extrañas y temazos como ‘Colorado’, ‘Knife’ y ‘Little Brother’ fueron lo que necesitaba para caer rendido a sus pies. Sólo tengo un pero: ¿qué coño significó esa espantosa aparición de Zach Condon con pandereta, dos chicas y el omnipresente Johann Wald (o un clon suyo) haciendo el memo en la última canción? Probablemente ni nosotros, ni Grizzly Bear, lo sabremos nunca.
Veredicto: Quien con niño se acuesta, meado se levanta.
Battles
Caniche: Evitaré redundar en la desastrosa e innecesaria confusión sobre la ausencia de Klaxons y su sustitución por Battles, anunciada tarde y mal, que me amargó (un poquito) la noche. El caso es que al combo de prog-freak-rock se le puso todo a huevo para dar un pelotazo. Y, o yo estoy loco, o lo consiguieron. Ante un considerable aforo, lograron retener y hacer bailar por igual a los enteradillos y a los despitaos de capucha fluorescente que aún esperaban a Klaxons. Y, claro, a los guiris. Con su suerte de rock raruno alterado electrónicamente, evitando caer en la boutade, realzaron las muchas virtudes del reciente ‘Mirrored’, en lo que fue uno de los highlights del festival. O yo estoy loco.
Veredicto: Dance to the underground.
DOMINGO:
Arrastrados por la inercia festivalera, la gente paseaba sus castigados cuerpos por el Apolo, somnolientos y agotados, para ver los últimos coletazos del PS’07. Fue el verdadero Zombies Party ’07.
Southern Arts Society
Caniche: Un viejo conocido para los que vivimos el nacimiento del indie nacional, Andy Jarman (quizá alguien recuerde Strange Fruit), mostró las canciones de su primer álbum, amén de algunas nuevas. Rock electrónico para una road movie por la A-92. Yo veía fantasmas de The Walkabouts por todas partes.
Veredicto: Agradable aperitivo.
Apostle of Hustle
Iko: El guitarrista de los Broken Social Scene prometía mucho, sobre todo porque empezó con los primeros temas de su disco -‘National Anthem of Nowhere’ es un temazo- pero luego se dejó llevar por los ritmos latinos, por el desfás, perdió el control y terminó siendo otro concierto.
Veredicto: Quien bien empieza, mal acaba
Malajube
Caniche: El festival también reservó hueco para la zona francófona. Malajube cumplieron con las expectativas de su gran ‘Trompe l’Oeil’. Con potencia y ganas, nos despertaron del ensimismamiento y con temazos como ‘Montreal -40ºC’, ‘Pâte Filo’ o ‘Ton Plat Favori’ nos pusieron las pilas para los que se nos venía encima. Requetebien.
Veredicto: El Canadá francófono (también) existe.
Of Montreal
Caniche: Los de Athens, liderados por Kevin Barnes, el-increíble-cantante-que-enseña-la-cola-por-la-paz, llegaron decididos a no dejarnos marchar a casa con las poquitas fuerzas que nos quedaban. Escogiendo lo más bailable de su (a veces farragoso) repertorio, nos dieron una de glam rock por aquí y otra de pop psicodélico por allá, con otra de electro-folk por acullá. Entre tanto, Barnes se cambiaba de travestismo cada dos por tres, apareciendo cada vez con menos ropa. Al final no cayó la… breva, pero acabó subido a una escalera cubierta con un macrodisfraz de payaso, cantando ‘The Party’s Crashing Us’ (corríjanme, que no estoy seguro). Y nos dejaron más contentos que unas castañuelas. Se recrearon en su afición a las versiones, tirando esta vez de ‘All Day And All Of The Night’ y terminando con un ‘Sufragette City’ a todo trapo, coreado por el Apolo en pleno. Tremendo fin de fiesta.
Veredicto: The party crashed us.
Fotos prestadas por elchicodelaleche, babyxela, deloinvisible @ flickr