Primero vimos el tráiler, que ya nos ha regalado una nueva frasecita que repetir que es «spider pig, spider pig», con Homer paseando a un cerdo por el techo de su casa. Lo (pen)último, pero sólo en Estados Unidos como era de esperar, ha sido decorar por sorpresa varios 7 Eleven como si fueran el Badulaque, que en la serie original es el Kwik-E-Mart. ¡Eso es una promoción! Dentro no te atiende Apu, pero sí venden auténticos Fresisuis y cereales de Krusty. Supongo que hacer esto en cada país sería un panojal y no en todas partes tendrán tantos fanes como en su propio territorio, pero yo me encuentro un Badulaque en vez del Sprint donde me compro las napolitanas de jamón y queso y me da un síncope allí mismo. Tiene que ser hasta emocionante, porque también forman parte de la decoración reproducciones de algunos personajes. Otra acción ha sido hacer una votación para que los norteamericanos elijan entre uno de los cientos de Springfields que hay en los U S of A para celebrar el preestreno allí; finalmente, ha sido el Springfield de Vermont el agraciado.
El último rumor promocional es que Homer enseñará sus genitales al completo, aunque por otras vías dicen que es Bart. Desde la web oficial se ofrece infinidad de tonterías y entretenimientos para los fans, como descargas, juegos, el tráiler y crear tu propio avatar con estética Simpson. Yo he perdido veinte minutos en hacerme uno, que conste. Y que conste también que estoy tan aterrada ante este estreno (ay ese doblaje con las nuevas voces…) como ilusionada, ya que es mi serie preferida desde que tengo uso de razón. La crítica de la peli, el 28 de julio.
