Brock abunda en metáforas sobre naves perdidas, coches que avanzan sin moverse, naufragios, viajes a ninguna parte, inventos que no sirven para nada, en lo que yo interpreto como una alegoría de lo peor de la supuestamente glamurosa vida cotidiana de una banda de rock: el miedo al estancamiento, las luchas internas, la industria… Sorpresivamente revitalizados con la inesperada llegada de Johnny Marr a la banda, se acompañan además de algún fan ilustre, como con la genial aportación de James Mercer (The Shins) en ‘We’ve Got Everything’. Lo realmente grande de Modest Mouse es que se trata de una banda que once años después de su primer álbum suenan sólidos e inimitables, imposibles de ubicar estilísticamente, unas veces cerca de The Decemberists (‘March Into The Sea’), otras siendo una suerte de The Flaming Lips acústicos (‘The Parting Of The Sensory’) y otras que recuerdan a cuando Red Hot Chili Peppers podían ser tomados en serio (‘Education’). Por no hablar de la montaña rusa hecha canción que son los casi nueve minutos de la genial ‘Spitting Venom’. Folk, rock, funk, soul y hasta aires mediterráneos tienen cabida en una propuesta que, como demostraron en su show del Primavera Sound, se muestra imponente como pocas hoy día.
Calificación: 8/10
Temas destacados: ‘Dashboard’, ‘Missed The Boat’, ‘Fire It Up’, ‘Spitting Venom’
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