Los discos de versiones siempre han sido pasto fácil para las listas de lo peor de la historia. ¿Qué meter cuando no tienes muchas ganas de pensar? Discos holgazanes de versiones, de tributos, de versiones acústicas de otros temas, etc. Ni siquiera Patti Smith se ha librado de la criba, consiguiendo lo impensable: que medios prestigiosos escriban cosas feas sobre ella. Si unimos la premisa de que la regla es que la versión rara vez supera a la original (aunque las excepciones existen), al hecho de que los productores subidos no suelen hacer buenos discos (que se lo digan a William Orbit), Mark Ronson lo tenía chungo.
Empezando por el principio, el single ‘Stop Me’, revisión de los Smiths, puede caer simpático o puede horrorizar. En mi caso es peor: llevo varios meses sin saber qué pensar de él. La ralentización de ‘Toxic’ hasta lo casi irreconocible tampoco dice mucho. ‘The only one I know’ de los Charlatans en boca de Robbie Williams, entre todas las demás, sirve para que nos acordemos del poco atractivo de la voz de éste.
Hay que esperar a que salga Amy para dar un poco de color al asunto. Es curioso porque el estilo de Ronson, que consiste básicamente en convertir todos los temas en una especie de easy-listening con trompetas por todas partes, debería caracterizarse por el color: a menudo el de sus cantantes y siempre el de sus sonidos. Pero no es así. Como ha escrito Geoff Barrow de Portishead en su blog, que odia al «fucking Mark Ronson», todo termina sonando a supermercado, gris diría yo. A ver qué tal el disco de su nueva pupila, Candie Payne.
Calificación: 4/10
Tema destacado: ‘Valerie’
Te gustará si: consideras a Mark Ronson una especie de «rey Midas»
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