Antonio Luque estuvo a punto de liarla ayer en el IV Aniversario del Low en la antigua Sala Arena. Salió tarde, tuvo a su banda 5 interminables minutos esperándole sobre el escenario sin tocar nada, cuando salió empezó a afinar su guitarra acústica tranquilamente y, ante los acoples de sonido, la lanzó al suelo, dijo que el sonido de la sala era una «puta mierda», que necesitaba un telón en la parte de arriba, y amenazó con no tocar.
Cuando ya daba por hecho que al fin iba a presenciar uno de los tremendos shows de Sr Chinarro de los que tantas veces me han hablado, empezó el concierto y la cosa fue muy normal. Casi no había acoples y las canciones nuevas de su disco doble, que saldrá el año que viene, se entendían perfectamente. Poco aflamencadas y bastante pegadizas, ‘A mano’ o ‘La resistencia’ nos hacen pensar que lo próximo de Luque estará a la altura de ‘El Mundo Según‘. Llamaron especialmente la atención ‘El sexo de los ángeles’, ‘Tímidos’ (¡del mundo, uníos!) y ‘San Antonio’, un tira y afloja entre el patrón de los enamorados, la mala suerte y el nombre del cantante. De las viejas sonaron ‘Esplendor en la hierba’, ‘El lejano oeste’ (a la banda le daba la risa oyendo a la gente corear lo de «Qué bonito el campo»), ‘Gigi’, ‘El rayo verde’, ‘Del montón’ y ‘Gitana’, entre otras. Seguimos echando de menos ‘El mar de la tranquilidad’ o ‘Morado’. Aunque el guitarrista es tan guapo que tampoco echas mucho de menos nada.
Antes Niños Mutantes, que pensé que iban a ser un rollo, contaron con el público más numeroso de la noche (Madrid nunca dejará de sorprenderme) y triunfaron sobre todo con sus versiones rock de temazos como ‘Nadie te quiere ya’ de Los Brincos o la genial ‘Como yo te amo’ de Manuel Alejandro, Raphael o Rocío Jurado. Habrá que pillar su disco de versiones. Aunque la más celebrada fue, claro, ‘Where is my mind’, que no viene.
Dos horas atrás, Nadadora habían presentado su disco ‘Hablemos del miedo‘, que por los comentarios recibidos parece que pusimos fatal pero que en realidad pusimos bien (un 6, ya sabéis, un bien). Sonaron temas tan buenos como ‘La Forma’, ‘Tú y cuántos como tú’ y por supuesto ‘El bosque’. En directo están bien, sobre todo cuando chico y chica cantan a la vez, que es cuando mejor se les entiende. Él, que tiene una voz con algo a Bunbury y a Vegas, es más guapo que los dos juntos; y ella mola porque tiene una presencia física extraña pero cautivadora, entre Christina Rosenvinge, Bea de ‘Verano Azul’ y Nina Hagen.
Dorian DJ se pinchó a sí mismo. Con Homeboy, qué gozada bailar con más de un metro cuadrado por persona.