El caso es que ahora todos, incluso las personas normales, podemos disfrutar de una época de simple life gracias al programa Wwoof, siglas de World Wide Opportunities on Organic Farms. Es una organización internacional que lleva desde 1970 poniendo a disposición de quien guste granjas en todo el mundo donde trabajar durante unos días a cambio de comida, alojamiento y una experiencia que no puedes vivir en la ciudad. No consiste en que de repente te conviertas en un granjero en toda regla, sino que trabajas unas cuatro-seis horas diarias y no necesariamente fecundando vacas, sino realizando tareas sencillas que te otorgan al llegar según tus aptitudes. El resto del tiempo lo tienes libre para hacer lo que te dé la gana.
Una de las grandes ventajas de Wwoof es que puedes ir casi a cualquier parte del planeta, desde la provincia de Badajoz hasta las afueras de Tokio. Es decir, que te puedes pasar una semanita disfrutando de la vida rural en estado puro pero, en cuanto acaben tus tareas, te vas a hacer turismo. Yo ya sé a qué miembro de JNSP le voy a proponer que nos vayamos a jugar a Paris y Nicole, con tacones y rastrillo included.