A favor Es casi imposible rebatir los argumentos musicales de Supervago, porque para qué negarlo, estoy bastante de acuerdo con la mayoría de ellos. Pero en ocasiones hay que valorar un producto por encima de lo que ofrece y fijarse en el significado social que tiene dentro de la historia pop contemporánea. Y en esta dirección, sin duda, ‘Blackout’, es ya todo un hito. Vale que el logro estrictamente musical más evidente de este disco -y creo que el único- lo encontramos en los dos primeros segundos del álbum. No es una canción entera, ni siquiera una melodía, sino una sola frase que ya es parte de mi (¿nuestro) imaginario popular. «It´s Britney, Bitch», aparte de una declaración de principios, es una coletilla que permite cambiar el nombre de la calva con extensiones por el de cualquiera de nosotros y hacer gracia en cualquier situación. Yo ya respondo a los telefonillos así, y eso es algo que sólo han conseguido por ahora pequeños grandes artistas como Chiquito de la Calzada. Otro logro de este disco es haber acentuado las garrafales diferencias que existen entre las celebrities nacionales y las internacionales. Mientras nosotros discutimos sobre los discos de Chayo Mohedano y Shaila Dúrcal, el de Britney es un disco que completa y se entiende sólo después de haber seguido la vida social de su autora. Y es que un trabajo que nace salpicado de actos de autodestrucción y locura sólo puede ser bueno. Nadie en España se atreve a caer tan bajo como Britney. Y si a los grandes de la música les ha funcionado bajar a los infiernos para transmitir personalidad a sus discos, ¿acaso la Spears iba a ser diferente? Pero sin duda, el mayor logro de ‘Blackout’ es habernos descubierto la figura de Chris Crocker
. Sólo por él tengo este disco en mis manos. Junto a él pasé unas cuantas horas de madrugada en una cola de Hollywood Blvd. esperando a que la Virgin Store de Los Ángeles lo pusiera a la venta. A su lado pagué mi copia en caja mientras él, seguido de varias cámaras de televisión, compraba decenas no sé si para regalar a otros fans o hacer que su diva alcanzara el primer puesto de las listas. Chris, con su traje morado de lentejuelas, su bigotillo rubio cubierto de maquillaje y sus brazos pinchados a lo Winehouse, hizo que viviera la experiencia más divertida y surrealista en una de las ciudades más aburridas y feas del mundo. Y aunque sólo sea por esto, Britney se merece para mí un aprobado alto. Lo sé, el razonamiento de mi crítica es totalmente subjetivo. ¿Pero acaso no lo son todas? 7 Piscu