Loïc, nuestro chico protagonista, empieza a replantearse su vida (su identidad, su profesión…) cuando conoce a Lionel, alguien que, a pesar de sentirse atraído por Loïc, no quiere acostarse con él: prefiere conocerle como persona. Aunque suiza, la película tiene ese halo francés «todo lo que toco y digo es súper especial» un tanto empalagoso, pero a pesar de eso maneja una serie de recursos interesantes.
Por ejemplo, cuando no vemos el rostro de Lionel, ¿no nos estará diciendo que gente como Lionel en realidad no existe y menos en un chat? Además, todos esos planos en los que vemos a Loïc buscando en un diccionario Larousse qué es el impresionismo o quién demonios es Hitler producen en el espectador sentimientos adversos: horror porque la «no cultura gay» existe y es lo peor, y ternura al mismo tiempo. Finalmente, y no es ninguna tontería, ‘Garçon Stupide’ refleja como pocas la relación de dependencia (en muchos casos enfermiza) entre un gay y su mariliendre favorita. La película, que parecía perfectamente encauzada y resuelta, naufraga un poco hacia el final con la historia del futbolista, pero acostumbrados como estamos a tragarnos cine gay basura, no está nada mal, la verdad. 6.