No ayudó nada a meterse en situación la sesión de DJ Mehdi, un tipo muy simpático pero con una técnica un poco dudosa que consistía en ralentizar todos los temas al final, meter unos orgasmos de mujer de por medio y pasar a la siguiente. A mí, como vuelva a oír ‘Banquet’ de Bloc Party en una discoteca, me da algo. Después salieron Justice. Su show, como os imagináis, es una sesión de las mejores pistas de su disco, más o menos mezcladas unas con otras, con algún guiño externo como el que hicieron a Soulwax, a quien deben casi tanto como a Daft Punk, pero sin que ninguno de los temas de ‘Cruz’ llegue a sobresalir entre tanto corte. Incluso ‘D.A.N.C.E.’ suena como un auténtico coitus interruptus. Bueno, sobresale claramente ‘We Are Your Friends’, que el público recibe entusiasmado. Tampoco es tan buena, ¿no? Y sobre todo te preguntas cómo la gente puede cantar una de las letras más empáticas de la historia reciente, junto al ‘Everybody Hurts’ de R.E.M., y luego salir a empujones de allí.
El espectáculo, cuya cumbre produce la repetida iluminación de la cruz, por supuesto, impresiona desde la distancia. Mola. Aunque si lo sé me llevo las gafas de sol en lugar de las de miope porque termina cansando. Como ese bis con ‘We Are Your Friends’ en plan balada o el recurso heavy metal del final… Espero que no se me malinterprete. Su concierto será uno de los más triunfales de Benicàssim. La gente se lo pasará bomba y yo también si voy y me he metido antes unos cuantos gin-tonics. Es sólo la sensación de que nos han colado un hype como el de los indie-rockeros, pero en electrónica. Que estamos ante una banda que está OK pero que tiene doscientas cosas que demostrar en su segundo álbum. 5.