Pastora / Circuitos de lujo

Hay determinadas acciones comerciales que son incomprensibles. Que hace por lo menos un año, Pastora lanzase el que a día de hoy es el mejor single de ‘Circuitos de lujo’, fue un suicidio en toda regla. No precisamente porque el tercer disco de Pastora sea malo (aunque tampoco buenísimo), más bien porque a día de hoy estamos cansados de ‘Cuánta vida’ y ‘Grandes despedidas’ es un tema que –en la radiofórmula– no le llega ni a la suela del zapato. Yo creo que con el hype de ‘Lola’, en la discográfica se pensaron que esta iba a ser la nueva gran revelación del pop español, y resulta que no. Resulta que Pastora tienen exactamente el mismo problema que tuvieron Los Piratas: demasiado indies para el mercado comercial y demasiado comerciales para acercarse al público más independiente. Esto les sitúa en un punto a medio camino que no son capaces de aprovechar ni por un lado ni por otro, lo cual es una pena. Porque yo lo diré una y mil veces: están muy desaprovechados.

‘Circuitos de lujo’, un título que bien podría ser el del nuevo disco de Chambao, se convierte así en el segundo fracasillo comercial de la banda, que parece que no es capaz de igualar su primer trabajo homónimo, que tenía un puñado de buenas canciones y ese hit que se le pegó a todo el mundo. Para este tercer álbum, la Dolo ha colgado los gorgoritos y canta con una voz mucho más clara, muchísimo más entendible. Esto convierte al disco en algo mucho más llano que los anteriores, pero también le da un toque de pureza que no está nada mal.

Con respecto a las catorce canciones que contiene ‘Circuitos de lujo’, como en la viña del señor, pues hay de todo. Hay algunas que están fenomenal, otras que son horrendas y otras que son verdaderas maravillas aun por descubrir. ‘1000 kilómetros’, por ejemplo, es la nueva ‘Mirona’, ‘Cósmica’ la nueva ‘Runner’ y ‘Decibelios’ se convierte en el mejor tema del álbum con diferencia, con el que cualquiera puede sentirse más que identificado: Una fiesta en la madrugada / la gente se amontona por la sala. / Decibelios en la panza. / Una fiesta y yo ando desfasada, / no me importa nada, / solo sentir que me mezclo. / Sentir que me muevo. […] Con cada movimiento el cuerpo me manda / esta fiesta me encanta. Sin embargo, a pesar de las letras graciosas y las melodías decentes, yo echo de menos a los Pastora más atrevidos. A los que se tocaban por debajo de las sábanas y a los que iban pasaos de coñac, que parecen haberse perdido en el océano de lo políticamente correcto.

Calificación: 5,5/10
Temas destacados: ‘Decibelios’, ‘Cósmica’, ‘Cuánta vida’.
Te gustará si te gusta: Facto Delafé y las flores azules, el pop sintético facilón y cualquier cosa a medio camino entre el indie más comercialoide y lo comercial más independiente.
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Publicado por
Lolo Rodríguez