Entrevista a Mónica Naranjo

Son las siete y media de la tarde y estoy esperando en un céntrico hotel madrileño a que llegue mi turno para hablar con Mónica Naranjo, que presenta el disco que hoy sale a la venta, ‘Tarántula’. Visto su gran comeback en ‘Operación Triunfo’, en el que se mostró algo ida y con la mirada perdida, tengo la idea preconcebida de que voy a encontrarme con una Mónica desganada, distante y, por qué no, algo subida y bastante tocada de la cabeza. Encima la gente de la discográfica me dice que soy el último periodista con el que habla tras dos días de promoción, así que me resigno a una entrevista contestada con monosílabos y la mirada fija en un reloj. Tampoco sería la primera vez. Pero entonces entro al reservado y Mónica se levanta para darme dos besos y preguntarme qué tal me va todo. Lo hace sonriendo, con un tono de voz bastante cariñoso. En otra situación pensaría que aquello es mentira. Pero no sé por qué me creo a la persona que tengo delante. Me relajo y le contesto con la misma pregunta con la que ella me ha recibido. Es lo menos que puedo hacer.

¿Cómo estás?
Muy bien, la verdad es que muy bien.

Me alegro de oírlo, pensé que después de toda la promoción estarías algo cansada
Nooooooo… ¿Tú sabes el plan de promoción tan relajado que llevo? No te lo creerías. Esto hace unos años era impensable.

O sea que es verdad que por fin haces lo que quieres.
Vamos a ver, es que si vuelvo, es para disfrutar poder cada momento. Si no, me quedo en casa. Yo ya no estoy para ése vértigo de tener a lo mejor 30 entrevistas al día. Creo que todo eso es muy vacío, muy automático. Prefiero que dentro de una semana te acuerdes de mí y yo me acuerde de ti. Poder ponerte cara. Lo otro nunca más. Eso ya pasó.

Empecemos hablando del disco. Su título es ‘Tarántula’ y para la portada has elegido una imagen que, al menos para mí, resulta bastante inquietante. ¿Es lo que buscabas?
No. Sabes lo que pasa, que esta tarde un montón de compañeros tuyos me han preguntado que por qué hago esto y por qué hago lo otro… (Se pone la mano en el pecho y me mira fijamente a los ojos). Yo te prometo que yo no pienso las cosas. Yo me dejo llevar. Cuando compongo, compongo para mí, nunca pensando dónde voy a ir. No me interesa. Digamos que simplemente me dejo fluir. La portada, fíjate, es el trabajo de una grandísima ilustradora lituana de 22 años que descubrimos por MySpace.

Mira, otro más que añadir a la lista.
Es que nos pensamos mucho qué hacer con la portada. Tenía claro que una foto no, gracias. Después del curro que nos habíamos pegado y de haber bajado a los submundos, prefería no tener que pasar por ese horror. Así que entonces nos pusimos a investigar y a investigar y así es como descubrimos a Natalie. Ella era justo lo que se necesitaba para Tarántula.

Y sólo con verla pensaste “Esto es lo que quiero”
Efectivamente, sólo con ver sus trabajos me dije: «Es ella, tiene que ser ella».

Fíjate que me sorprende mucho que seas tan impulsiva. Sobre todo cuando la imagen que transmites, al menos últimamente, es la de una mujer que se piensa mucho las cosas, la de una mujer muy introvertida, muy para adentro…
Pero es que yo soy una mujer muy intuitiva, no impulsiva. Yo soy intuición, muy de escuchar mi yo interno. Creo que es algo que viene de familia porque las mujeres en mi casa tenemos mucho sentido común, o si lo prefieres llamar así, un sexto sentido. Yo esto lo he vivido de pequeña con mi madre. Si a mí una cosa me llega ‘in situ’, entonces está bien. Pensar tanto no es bueno. Créeme. Cuando lo hacemos es cuando nos damos las grandes ostias de nuestras vidas.

Pues mira si a mí me ha dado por pensar que se me ha ocurrido la loca idea de que ‘Europa’, tu primer single, dura siete minutos porque siete son los años que has estado alejada del mundo de la música.
¡Qué va!. Te juro que soy una persona muy simple. No soy nada complicada, soy muy sencilla en ese aspecto. Claro, yo entiendo que la gente, viendo al personaje escénico o viendo la portada piense: “Bueno, esta tía tiene que llevar un mundo interno más raro”. Pero no es así. Te digo más. Las personas que a lo largo de estos últimos años he conocido que vienen del gótico, del ‘underground’ y de esos ‘submundos’ son mucho más sencillas que el resto de gente con la que me he cruzado a lo largo de mi vida. Son más sensibles, más intensas, más cultas también. Son personas que se dejan llevar más por las emociones que el resto de nosotros.

Y tú, cómo te ves ahora, ¿mas gótica o más barroca? Porque ‘Europa’ se mueve entre ambas vertientes…
Pues no sabría muy bien cómo definir la canción. ‘Europa’ es ‘Europa’. A lo mejor es que los arreglos son muy alternativos… No sé. Recuerdo que cuando empezamos a darle vida a este tema, yo estaba con Chris Gordon, el productor, y le decía: “Chris, creo que en los primeros minutos, hasta que acabe la segunda vuelta del estribillo, habría que hacer algo clásico, algo así como un aria. Y a partir de ahí, destrozarla”. El me respondió que sólo había dos formas de hacer lo que le pedía, y eran o muy agresivamente o muy alternativamente. “Mejor alternativamente que es como más centrado, como mejor”. Y así se ha quedado la canción. Ni muy agresiva ni muy blanda, en un término medio que es lo más interesante.

“Yo era la Diva de aquella nación”. ¿Es ‘Europa una canción autobiográfica?
En cierto modo sí que hay algo de mí en la letra, pero vamos, que no me siento diva de nada. La protagonista habla desde la posguerra y cuenta la historia de su vida. ‘Europa’ no es la historia de la mía.

A mí me parece una canción muy triste y muy pesimista.
No, no, al contrario. ‘Tarántula’ precisamente recoge lo que vemos en la calle, aunque tampoco es una crítica social. Simplemente es recoger lo que veo día a día, exponerlo en un disco y decir: “Señores, despierten ya, respondan”. Pero de forma constructiva, ¿eh?. La letra viene a decir que esto es lo que hay y que vamos un poquito mal, pero que aún podemos responder. Es que me parece que no es normal la idea de que si no llegas a los 30 años sin tener un piso en una zona residencial, sin una pareja que esté más buena que el pan aunque tenga serrín en el cerebro, sin el perro más caro o el coche de última gama con todos los extras, eres un «looser». Perdona pero esto no es normal. Vivimos en una era muy materialista y nos estamos olvidando de que las cosas más sencillas son finalmente las que más nos llenan. Cosas como compartir un buen café con una buena amiga y, de paso, sangrar todo lo que se tenga que sangrar.

¿Es por esto por lo que has abandonado el mundillo tanto tiempo?
Es que yo no sabía vivir, yo sólo sabía trabajar.

A eso me refiero. ¿Tan dura era tu vida de entonces?
Pero vamos a ver, cuando estás aquí arriba (pone su mano por encima de su cabeza para ilustrar la respuesta), lo único que tienes es silencio y soledad. No tienes nada más porque no puedes cultivar nada más. No tienes tiempo para afectos ni amistades. Es muy triste que llegue un fin de semana libre y no sepas qué hacer.

¿Tan triste como que tu sueño se convierta en pesadilla? Porque imagino que llegar a vivir de la música era un sueño perseguido.
No es una pesadilla, es simplemente una forma más de vida. Te puede sentar bien o te puede sentar mal, y a mí me sentaba muy mal. Me sentaba fatal. Por eso, cuando yo empiezo a no tener comprensión sobre todo lo que toco y a no entender todo lo que está en mi mano, es cuando decido irme. ¿Porque para qué voy a seguir con una farsa? No, el mundo ya está lleno de farsas.

¿Por eso le preguntaste a los chicos de ‘Operación Triunfo’ que si estaban seguros de lo que querían hacer?
Claro, claro. Es que a mí me hubiera encantado que alguien me hubiera hecho esa reflexión antes de empezar. A mí sí me hubiera gustado, o al menos, que me hubieran avisado. Pero claro, ¿quién me lo iba a decir si mi familia no tiene nada que ver con esto? Yo finalmente me fui de casa con 17 años y, fíjate, era la primera vez que dejaba el pueblo para irme a México. No te digo más. Nadie me pudo aconsejar sobre dónde me estaba metiendo.

Y más con tu ascenso al estrellato, que fue muy bestia.
Pues sí, lo mío fue llegar y encontrarme con todo lo había soñado en mi vida.

¿Qué fue lo más bonito de aquellos años? Por supongo que algo bueno tuvo que haber.
¿Te refieres a México?

Sí, por ejemplo.
Muchas cosas. Creo que fue algo fantástico. Yo llegué allí saliendo de la adolescencia, y me encontré con una capital que entonces tenía 20 millones de habitantes. Con una ciudad vertiginosa y enorme en la que se necesitaba el coche para todo, con un trabajo desbordante… Tanto que cuando volví a España me dije: “Joder con el cambio, aquí no se trabaja nada en comparación con allí”. Es que cuando llegas a México la gente te recibe con los brazos abiertos. Te dan la oportunidad de escucharte, son generosos porque te dedican su tiempo y, sobre todo, son tolerantes ante los fallos escénicos porque saben que tú estás empezando.

Algo que aquí en España…
En España y en general en toda Europa. Aquí somos más exigentes. Eso no quiere decir que seamos mejores, que yo creo que no. Todos en nuestra vida hemos empezado a hacer algo y nadie nace sabiéndolo todo. Recuerdo un dicho de mi abuela que hablaba de un señor que llegaba a una panadería a pedir trabajo y le decía el panadero: “¿Sabes amasar?”. Y el respondía que no. “¿Sabes mezclar harina con levadura? Pues no. “¿Sabes que hay que usar agua tibia para hacer el pan?” Tampoco. “Entonces, ¿tú qué sabes? Aprender, le contesta el señor. Tenía razón mi abuela, nadie nace sabiéndolo todo. Al contrario.

Mónica, ¿llegó un momento en el que no te divertías con la música?
(Se lo piensa mucho) Es que todo era un sinsentido… Yo, cuando me alejé de todo esto, era incapaz de ponerme a componer. Yo estuve dos años sin cantar ni componer nada. Simplemente no podía.

¿Y qué queda en ti de la ‘Pantera de Figueras’ con pelo bicolor?
Hombre, en mí quedan muchas cosas porque la esencia nunca cambia. Lo que pasa es que entonces tenía veintipocos años y ahora tengo treintaypocos. Ha pasado el tiempo y con los años he evolucionado. Muchísimo. Sobre todo de lo malo, que es lo que más nos curte y lo que más nos enseña, aunque nos duela.

Viendo tus puestas en escena… ¿Te consideras una cantante, una artista o una performance?
Es que todo tiene su momento. Cuando haces conciertos en un estadio das un show, pero cuando haces teatro te enfocas más hacia una interpretación. En un teatro puedes ir más desnuda. En estadio no. Allí tienes que ir más fuerte porque las dimensiones son completamente distintas.

Y qué prefieres para tu gira, ¿grandes estadios o pequeños teatros?
De momento me planteo hacer sólo estadios. Eso de momento. No quiero tampoco hacer más planes porque si no me va a entrar el ‘yuyu’ y voy a salir otra vez corriendo. Por ahora estamos hablando de hacer una gira de pocos conciertos en España y, más adelante, seguramente también salgamos fuera. No sé las fechas y ahora mismo tampoco me interesan porque no quiero agobiarme. Sólo quiero disfrutar el momento.

La nota de prensa de ‘Tarántula’ afirma que éste es un disco difícil, que no entra a la primera. No sé si eso es algo bueno o algo malo.
Eso es bueno, porque prestarás más atención. Yo, que lo he parido, ¿cómo te lo explicaría? Cuando me enviaron el mastering de Nueva York, que me lo bajé del servidor, recuerdo que estaba en el estudio, me puse los auriculares y estuve durante una hora escuchándolo. Lo bueno que tiene ‘Tarántula’ es que empieza con una intro y acaba con un réquiem. Es una hora de música sin interrupciones, con lo cual te da tiempo a introducirte en ese mundo y a entenderlo mejor. Claro, si tú tienes la oportunidad y tienes el tiempo de tumbarte y ponerte los auriculares, entras al momento, pero si lo pones en el Hi-Fi de tu casa mientras haces otras cosas, vas a decir: “Joder, cómo mola este tema. Lo voy a volver a escuchar.” Y al rato, “Jo, cómo me gusta. Otra vez”. Y claro, de repente descubres el disco al cabo de dos meses porque estás cansado de escuchar siempre la misma canción. Yo creo que hay formas y formas de escucharlo. El coche también es un buen lugar para hacerlo.

¿Cómo crees que ha sentado el disco en la calle?
Me ha sorprendido mucho cómo ha reaccionado la gente porque el disco lo estrenamos en la web y no ha tenido apoyo de ningún tipo salvo de web. La radiofórmula no ha querido apoyarlo ni ha querido pincharlo. Entonces, para mí, es muy bonito que sólo a través de la web y del boca a boca lleve cinco semanas en el número uno. Sinceramente, no esperaba que la gente me echara tanto de menos ni que hubiera tantas ganas de Mónica Naranjo. Ha sido toda una sorpresa que nos ha desbordado.

¿Cómo llevas que se te acerque alguien llorando, te llame diva y se arrodille a tus pies?
A mí, una persona que se te arrodilla, de verdad, lo entiendo y me llena de gozo, pero me produce mucha incomodidad. Prefiero que se me acerquen y me digan: “Oye, de puta madre, me encantas, me encanta tu disco, me encanta esto o me encanta lo otro”. Todavía no entiendo por qué provoco este sentimiento.

No me digas que cuando conociste a Mina no sentiste ganas de hacer algo así.
No, porque yo me encontré con una colega, con una compañera de trabajo. Una tía divina y maravillosa en todos los aspectos con la que no tuve esa reacción. Simplemente me dije, “Mírala, que estupenda está.”

Sigue siendo tu cantante favorita.
Por supuesto, es que es una mujer… Con sesenta y largos años, ¿tú ves como canta? ¿Y lo moderna que es? Me parece admirable. Yo siempre he dicho que Mina es una mujer que nació en los años equivocados y que siempre ha ido por delante de todo.

¿Tú te reinventas o sólo te escondes detrás de un personaje?
Hoy me preguntaban que por qué necesitaba arroparme de tanta parafernalia en el pasado. La respuesta es muy simple: la inseguridad. Claro, con veintitantos años y con un éxito que te deja encogido, qué quieres, es una responsabilidad muy grande para una tía tan joven. Yo me cubría con capas para esconderme. Era como una cebolla. Actualmente no es así. Pero también porque mi trabajo ya no es lo más importante para mí. Antes sí. Antes era lo único. Ahora lo primero es mi familia

¿Ya no queda aunque sólo sea una capa por quitarte?
Ya no. Mira, es más, cuando estaba pensando qué hacer con mi pelo para la salida del disco, le pregunté a mi peluquero. Él me dijo que lo tenía muy claro. Me dijo, “Mira, lo has llevado así, así, así y de todos los colores. ¿Sabes el único color del que no los ha llevado nunca y es el que deberías llevar? Tu color natural de pelo. No te compliques la vida, Mónica, que no te hace falta”.

Qué descanso.
Ya ves. Y así que me he quedado.

El disco coincide con la salida al mercado de lo nuevo de Mariah Carey y de Madonna.
Sí, eso me dijeron el otro día. Qué bueno, ¿no?

No sé, dímelo tú.
Muy bueno coincidir con dos grandes. Qué maravilla. Por un lado, Mariah, que ha sido un resurgir maravilloso. Y bueno, con Madonna estamos hablando de toda una institución, de la mujer que ha sabido evolucionar mejor que ninguna.

Vamos, que no te pone nerviosa competir por el cariño del público gay.
No, por favor. Aquí la gente siempre dice que tal es el sitio de Menganita y tal el de Fulanita. ¿Qué sitio? Aquí no hay sitios. No seamos bobos. El mundo de la música es muy plural y cada uno tiene su público. Incluso hay artistas que compartimos el mismo. Qué absurdo.

Háblame del vídeo de ‘Europa’.
Fue durísimo ponerlo en pie. La verdad es que lo pensó Juan por mí. Él hizo el guión de los cuatro personajes y nosotros sólo nos adaptamos. Pero sí, ha sido el rodaje más duro de toda mi carrera. Te voy a poner como ejemplo cuando estábamos trabajando en el decorado de las trincheras con una arena que, si no la mojas, no la puedes mover porque se apelmaza. Y para enterrarme había que mojarla, así que yo estaba enterrada y muriéndome de frío. Tanto, que al día siguiente me dolían las articulaciones y yo sólo podía pensar en que me estaba haciendo vieja.

Una de las canciones que más me ha llamado la atención es ‘Usted’. ¿Eres tú la que canta con esa voz de niña?
Sí, claro que sí. Es curioso porque incluso los de la discográfica tuvieron que poner una nota para avisar de que no había colaboraciones en el disco. Y lo hicieron porque todo el mundo se preguntaba quién era esa nena que cantaba con Mónica Naranjo. Pues nadie, soy yo.

¿Pero usas algún tipo de filtro o puedes poner esa voz al natural?
Esa voz la pongo todos los días. Es la parte de la niña que pude recuperar y que puedo disfrutar todos los días. Una tiene 33 años pero la niña siempre la lleva dentro.

Una pregunta estúpida. ¿Alguna vez has roto una copa cantando?
No, copas no, pero sí altavoces. Me he cargado unos cuantos.

¿Qué se te pasará por la cabeza la primera vez que subas al escenario a cantar en directo?
Espero que no demasiadas cosas porque si no saldré corriendo.

Me dicen que no hay tiempo para más preguntas, así que me temo que el que se va corriendo ahora soy yo.
Jajajaja. Pues nada, nos veremos pronto. En los conciertos o tomando un café, pero seguro que pronto.

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Publicado por
Claudio M. de Prado