El pasado sábado, una de las personas con las que fui al Saturday Night Fiber dijo que a partir de los treinta, uno ya es un señor. Lo tendré que asumir. Supongo que era uno más de los señores y señoras que acudimos al Auditorio del Parque Juan Carlos I, en Madrid. El comentario venía por lo civilizada que era la gente para ser un festival, si el Primavera Sound nos lo permite. Y quizás fue el cartel, lleno de viejas glorias, el que hizo de selección natural y dejó a los más jóvenes en otros lugares.
Como señor mayor, no llegué con toda la «solana», sino un poco después ya para ver a Siouxsie, también ya de una edad respetable, aunque no lo pareciese. A sus 51 años demostró que no tiene nada que envidiar a la forma en la que está Madonna, que su agilidad me dejó asombrado. Sonaron algunos de sus éxitos como ‘Hong Kong Garden’ o ‘Happy House’. Voy a recuperar sus discos.
Luego le llegó el turno a Morrissey, el gran esperado por una buena parte del público. Volvió a salir acompañado de su banda de jovencitos, igual que en el FIB de 2006, aunque esta vez vestidos de amarillo. Él, sudando las camisas, dos. Al final, descamisado. Y a pesar de que no lo aguanto, que me parece un borde sobre el escenario, que su actitud tan altiva me sobrepasa, tengo que volver a reconocer que es uno de los grandes. Repasó temas de los Smiths, como ‘Ask’ o ‘Vicar in a Tutu’ y de sus carrera en solitario no podían faltar ‘Irish Blodd, English Heart’ o ‘First Of The Gang To Die’. Cerró con el siempre hipnótico ‘How Soon Is Now’.
Y mucho se ha hablado de ellos. Desde que arruinaron a su discográfica, Creation, al perfeccionismo de Kevin Shields en sus discos, -la leyenda cuenta que cuando grabaron ‘Loveless’ se pasaron una semana entera dedicada sólo a la pandereta-. Era el gran regreso, el de My Bloody Valentine. Bilinda, impresionante, con un vestido rojo, los demás un poco más viejos… pero el concierto de MBV fue el gran momento de la noche.
Comenzaron con ‘Only Shallow’, la primera pista del ‘Loveless’, y a partir de ahí dieron una muestra perfecta de la distorsión en directo. Nunca había visto tantos amplifiacadores sobre un escenario. Si en sus discos la voz es un instrumento más, en el concierto ni eso porque quedaron enmudecidas. Es difícil conseguir una distorsión tan perfecta en directo, pero ellos lo consiguieron. Repasaron temas del ‘Loveless’, del ‘Isn’t Anything’ y de su magnífico EP ‘You Made Me Realise’, tema con el que cerraron tras varios minutos de ruido no apto para todos los públicos. Demostraron por qué siguen siendo una de las bandas más influyentes.
Comentan que Hot Chip el día anterior reventaron una carpa en Benicàssim. En Madrid supieron a poco, ya que dieron un concierto muy intenso pero cortísimo. Estos «frikis» pusieron a todo el auditorio a bailar.
Y el minifestival cerró con Mika. Comenzó con ‘Relax’ y terminó con la misma. Dijo que estaba nervioso por actuar en el mismo escenario en el que antes habían estado tocando Morrissey o MBV. No me extraña. Con una escenografía circense se dedicó a dar botes, a tirar confeti e hinchar muñecas. Divertido, pero desde luego no a la altura de lo que se vio antes sobre el mismo escenario.