¡Somos los emos! ¿Son los emos?

Los vemos en nuestros portales porque son los hijos de nuestros vecinos. Los vemos en la tele llorando porque han suspendido los conciertos de sus grupos favoritos, se hacen mechones de colores en el flequillo, se ponen piercings, dejan comentarios siniestros en JENESAISPOP, organizan manifestaciones en Londres, se reúnen los sábados por la tarde en las inmediaciones de Alexander Platz en Berlín y estos días recorren las calles de Rusia al grito de «¡Somos los emos!». Como en ‘Quadrophenia’, pero con los emos. La pregunta es si son emos de verdad.

La noticia ha llegado a todos los medios. Rusia estudia censurar la música emo (sic) porque incita a los jóvenes al suicidio. Dmitry Gilevich, de la banda de supuesto emo ruso MAIO, ha declarado indignado que «expresar emociones psicológicas no puede estar prohibido por la ley».

El origen de todo esto viene de atrás. De cuando los medios británicos culparon a My Chemical Romance del suicidio de una joven de 13 años, a lo que siguió todo tipo de protestas por parte de sus fans, que acusaban a la radio británica de no difundir ni promocionar lo suficiente a su grupo favorito. Vamos, que se lió la marimorena.

No vamos a entrar en las competencias del gobierno ruso porque se nos escapa. Ni tampoco vamos a valorar qué nos parece la estética de este colectivo urbano porque es un colectivo muy sensible. Lo que nos llama la atención es en qué momento el término «emo «dejó de corresponder a Jimmy Eat World para pasar a definir a My Chemical Romance.

La documentación que puede encontrarse en Internet al respecto es desternillante. Este artículo de la Wikipedia habla con tanto desprecio de los falsos emos que es raro que nadie le haya metido mano. Cuando en Yahoo Answers alguien pregunta si Tokyo Hotel son emo, una persona contesta: «Sí, te lo digo yo que soy emo»… ¡y ha sido votada como la mejor respuesta!

Se suele culpar de lo confuso del término en la actualidad al paso al mainstream de algunos de los grupos emos noventeros o a su disolución. Visto el panorama y suponemos que previendo que la cosa se torcía cada vez más, Fugazi hace un par de años declararon que ellos nunca habían reconocido la etiqueta emo, que ellos habían estado siempre en una banda de punk. Sin embargo, aunque toda esta evolución a la deriva sea un poco como para mear y no echar gota, hay algo gracioso en esto. Emo venía a ser un diminutivo de emotional hardcore, hardcore emocional. Y al punk y a los nuevos emos de nuestro siglo les une el amor a la diferencia, las ganas de reivindicarla en las calles y la falta de control sobre sus propias emociones. Anda que no son pasionales, los emos, ni nada.

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Publicado por
Sebas E. Alonso