Para buscar el disco de estudio que mejor ha casado las melodías pop con estructuras bossanova, arreglos electrónicos y ensoñadoras cuerdas, no hace falta irse a la Francia de Claudine Longet ni al Brasil de Astrud Gilberto ni a la Suecia de Jay-Jay Johanson. Roberto y Silvia, entre Madrid y Barcelona, lo lograron con ‘Canciones de temporada’, un álbum sin mácula que seis años después de su edición sigue ilusionando como el primer día. Con él abrimos nuestro especial sobre los Discos de la Década para JENESAISPOP.
Niza ya funcionaban desde finales de los 90. En aquella época eran habituales en los conciertos de pop, donde solían tocar junto a Meteosat, La Monja Enana o un Guille Milkyway de La Casa Azul al que aún faltaban años para publicar su primer EP. Cedieron un par de canciones a recopilatorios y publicaron con Elefant dos singles, ‘Niza’ y ‘Topolino’. Niza, más que nada una curiosidad para fans (tanto el CD como el vinilo están descatalogados), dejaba ver que aún quedaban muchas cosas por pulir, pero ‘Topolino’ ya incluía uno de los mejores temas del disco largo de Niza, ‘Por las tardes’, el único tema para el que llegaron a grabar un vídeo, no muy bueno, pero que recoge perfectamente la estética de la época.
‘Canciones de temporada’ se puso a la venta justo antes de la Navidad de 2002 y fue un pequeño gran éxito. Pasó varias semanas en el top 1 de la lista indie de la Fnac y su primera edición de 2.000 copias se agotó en muy poco tiempo. Gracias en parte a varios programas de Radio 3, la gente se dio cuenta de que el dúo no tenía nada de inofensivo y se corrió la voz de que el disco era un discazo a pesar de no aparecer en casi ninguna lista de lo mejor de 2002, suponemos que por publicarse a escasas semanas de que acabara el año.
Se abre con la mejor canción del grupo, la gloriosa ‘Amor cúbico‘, que en su euforia y en su referencia al “cielo azul de París” recuerda al glamour del ático de Nina Persson en ‘Sick & Tired’. La riqueza de los arreglos de los 60 fascina al grupo tanto como a los primeros Cardigans y todo tipo de sonidos alegres, cuerdas, vientos, teclados, arropan este excelente tema. Otras veces Niza se muestran más contenidos y minimalistas, como en ‘Universo’, la canción más electrónica del álbum, que es una balada y cierra el disco antes del último interludio, sin desentonar con el resto de ‘Canciones de temporada’. Uno puede atribuir el logro al productor del álbum, Ian Catt, habitual de Saint Etienne, pero Niza, a pesar de mostrarse encantados de trabajar con él en el disco, niegan en varias entrevistas de la época que todo el mérito sea de él. En Ultrasónica le atribuyen sobre todo la mezcla final y en Mondo Sonoro dejan claro que el grupo explica a Ian exactamente lo que quiere, que por otro lado, enseguida les entiende muy bien.
Y quizá donde resida el definitivo punto de originalidad del disco esté en su punto bossa, que tampoco parece ser el gran punto fuerte de Ian. Así, ‘Inés’, ‘Tan frágil’ y ‘A Contraluz’, beben claramente de Jobim, al que por cierto consiguen citar, como a Cezanne, sin resultar pedantes ni obvios sino encantadores. Porque regalar un disco (en este caso de Jobim, en otros otro) a tu pareja del que has hablado sin parar es uno de los momentos imborrables de la memoria de un fan de la música, y de esa cotidianeidad tan fácilmente asimilable por cualquiera habla el dúo en las letras del álbum.
En un momento dado Niza revelan que ya no son pareja pero deciden seguir adelante con su carrera profesional. En la misma entrevista de Mondo Sonoro Roberto y Silvia se muestran entusiasmados sobre su futuro. “Es verdad que tenemos problemas para enseñarnos las canciones nuevas, pero como para las canciones que hago no encuentro nadie mejor que Silvia, las cantará Silvia y habrá Niza para rato”, asegura Roberto. Sin embargo, más tarde decidirían separarse, reuniéndose en 2005 sólo para presentar en Japón un recopilatorio de rarezas. En entrevista con JENESAISPOP, presentando el disco de su nuevo proyecto, Uke, hace un par de años, Roberto hablaba sobre la disolución de la banda. “Ha habido muchas mentiras sobre Silvia y sobre mí. Lo único que me duele es la gente que se cree que tiene la verdad suprema porque se la ha dicho un amigo muy próximo de uno de los dos. Yo nunca he hablado sobre esto porque no tiene importancia, era un grupo que se formó, grabamos discos, dimos conciertos y se disolvió. No es un secreto que Silvia y yo fuimos pareja y a pesar de no seguir juntos sentimentalmente continuamos con el grupo porque nos gustaba subirnos a un escenario o grabar canciones. Que nos lleváramos bien o mal es cosa nuestra y creo que no es nada importante”.
Como momento absolutamente histórico en la historia del pop de nuestro país, quedan los coros de Guille Milkyway, nueva pareja de Silvia, en ‘Parasol’, otra de las mejores canciones del álbum de Niza. Él canta una cosa y ella otra. Él habla de que ya no puede fingir al abrazarla. Ella de fotos que en el salón nos recuerdan que los buenos momentos existieron de verdad. Lejos de derrumbarse la canción culmina con unos deliciosos parapapás que te hacen sentir feliz por, al menos, haberlos vivido.