R.E.M. en Las Ventas

Foto de José Ramón Aguirre afaná de El País

R.E.M. no consiguieron llenar la Plaza de Las Ventas en su primera visita a Madrid desde hace casi dos años. Parece que su vuelta a las raíces del buen (al menos en un 70%) ‘Accelerate’ no ha sido lo suficientemente atractiva para llenar el recinto. Una pena, aunque eso no es suficiente para achantar a la banda de Athens que, según cuentan, ha vivido cosas peores en nuestro país.


A las ocho y media de la tarde, cuando We Are Scientists salieron al escenario de Las Ventas el aforo no llegaba ni a media entrada. Los californianos fueron un aperitivo energético pero poco sustancioso que demostró que son sólo otra banda del montón con alguna que otra buena canción. Y tuvieron el valor de deshacerse de la mejor (‘Nobody Move, Nobody Get Hurt’) a la segunda de cambio. Solo la aparición de Mike Mills a la guitarra en un par de temas logró llamar la atención del público hacia la banda.

Y con algo de retrasillo comenzó R.E.M. un show de algo más de dos horas, 26 cancionazas, en el que parece que buscan (y logran) autoreivindicarse como una banda de rock and roll, a secas, y no como meros entertainers. Y para ello recurren a un back to roots totalmente legítimo y necesario al que contribuye una buena parte (hasta cinco canciones) de ‘Accelerate’, su última obra. Ayuda además el hecho de que Michael Stipe se muestre reacio a divismos absurdos y renuncie a su antigua tendencia al histrión, y que le baste con un par de gestos para tener al público en su mano. Ay, cuánto podrían aprender unos que yo me sé de este señor. Incluso la escenografía se adapta a ese concepto: solo están la banda y sus instrumentos con, eso sí, unas pantallas e iluminación tan discretas como espectaculares que proyectan imágenes del show en tiempo real con vídeos, que acompañan perfectamente sin robar atención al grupo. Chapó.

Junto al ya habitual y supersolvente Scott MacCaughey y a Bill Rieflin a la batería, el show de los tres R.E.M. de 2008 muestra a una banda recia y sobria, que lejos de abandonarse al populismo más facilón y cómodo (cosa que, por otra parte, tampoco sería justo recriminarles si optaran por ello), eligen un insólito (e imprevisible: no hay un solo setlist idéntico en toda la gira) repertorio que parece más dedicado a los fans que no sólo se limitan (o limitaban) a escuchar los singles en la radio: suenan ‘Walk Unafraid’, ‘All The Right Friends’, ‘Ignoreland’, ‘She Just Wants To Be’, ‘Strange Currencies’, ‘Animal’, la no editada ‘Staring Down The Barrel Of The Middle Distance’, ‘I’ve Been High’, ‘Let Me In’ (en una cálida versión acústica, reunidos los cinco miembros de la banda en un rincón del escenario) y hasta joyas de los ochenta como ‘The One I Love’, ‘These Days’ o ‘Just A Touch’. Sin embargo, no hay rastro de otras más populares como ‘Leaving New York’, ‘E-Bow The Letter’, ‘Stand’ ni, gracias al cielo, ‘Lotus’ o ‘Shinny Happy People’. Y, atención, no hay ni una sola referencia a ‘New Adventures in Hi-Fi’ y ‘Around The Sun’. Significativo.

Al menos así fue durante la primera hora y pico, hasta la recta final con la potente ‘Horse To Water’ seguida de ‘Bad Day’ e ‘Imitation Of Life’, que consiguieron inflamar a un público algo frío, cuya media de edad rondaría los 35 o 36 años. El bis, precedido por unas imágenes de unas manos que escribían en castellano sobre un folio agradecimientos de la banda y pedían aplausos y vítores para que reaparecieran, ya sí fue una catársis masiva. Abriendo con ‘Orange Crush’ y el grower ‘Supernatural Superserious’ (sorprendentemente, de lo más coreado), con un ‘Losing My Religion’ por medio que de no haber sonado hubiera provocado un motín, remataron la faena acompañados por We Are Scientists con ‘It’s The End Of The World (…)’, ‘Man On The Moon’ y, atiende, un ‘I Wanna Be Your Dog’ alargado al infinito, que terminó con un Peter Buck eufórico haciendo unos bailes re-cómicos. Para entonces, Stipe ya sí se había echado en brazos del público de las primeras filas y, en un laaaaaaargo speech, dio las gracias a alguien que le había aconsejado sobre cómo mimar y satisfacer al público español: ni más ni menos que a… Papito!!! Papipapi, papichulo… 8

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Publicado por
Raúl Guillén