Es lo único que se te ocurre cuando te enteras de este tipo de cosas, la verdad. Lejos de evolucionar, crecer, saber a qué se enfrentan, la industria de la música sigue anclada en el formato físico. Y una cosa sería que el formato físico estuviese cuidado, y mereciese la pena pagar por él. Esto lo hemos visto en el último disco de La Casa Azul, que venía en una caja completamente blanca –y si comprabas un vinilo, era vinilo blanco– muy bien presentado, con libretito… Sin embargo, no tiene sentido pagar más por menos, que es lo que va a empezar a hacer Sandisk con el beneplácito de algunos grupos (entre ellos Coldplay, Weezer, M.I.A., Usher, Rihanna o ABBA) y el apoyo algunas de las discográficas más grandes (EMI, Warner, Universal y Sony BMG).
A alguna cabeza malpensante se le ha ocurrido que si la gente quiere MP3, deberían tener un formato físico. Y ha llegado Sandisk, una conocida marca de memorias flash y ha dicho algo así como «pues yo te meto todos los MP3 en una tarjeta micro SD y te creo un reproductor especial para leerlas, ya verás como nos forramos». Y dicho y hecho, lo llaman SlotMusic y cualquier persona que se precie de conocer cómo funciona la industria a día de hoy, no puede evitar despollarse de risa nada más ver este engendro. Aunque dicen que traerá contenido adicional como vídeos, el libreto, etc. ¿Para verlos en qué pantalla? Precisamente la única ventaja que puedo encontrarle a este reproductor y su modo de uso es que no necesitas uno para gestionarlo.
Porque es que no se les podía haber ocurrido nada peor. ¿Para qué voy a pagar diez euros por una tarjeta micro SD en la que no voy a poder hacer nada? ¿Para qué me voy a comprar un reproductor que sólo lee música en este formato, si además me tengo que comprar estas tarjetas para que funcione? ¿Para qué quiero ir cargado de tarjetas micro SD, cada una con su disco, cuando puedo llevar un reproductor de mayor capacidad en el bolsillo con las canciones en la memoria interna?
De verdad, no entendemos nada.