Después aparecieron Lullabies. Los cuatro despiden una vitalidad y una conexión entre ellos de la que no pueden presumir muchas bandas y en la que radica la clave de su éxito. Pero la razón más poderosa es Mónica, la cantante principal. La mezcla de la inocencia y el sacrilegio, con esa cara de niña y de demente. Esa demencia adorable que sólo puede dar la música cuando te sale de las entrañas, la que impregna a la muchacha de pies a cabeza y va contagiando irremediablemente a quienes la rodean.
Hace un tiempo, dentro del repertorio de Lullabies tenía mis temas fetiche, cerrándome injustamente a otros. Pero cada vez se me hace más difícil elegir favorito. ‘True Or False’, ‘Good Vibrations’ o ‘One Line of Cocaine’ son cada vez más adictivos. ‘Nancy’ siempre será la niña de mis ojos pero le van alcanzando otros temazos como ‘Please One More Time’ o ‘Ready Made’.
Como hablábamos justo después de terminar el show, Lullabies son la optimización de los recursos elevada a la máxima potencia. Son capaces de engrandecer lo pequeño, lo simple. Y dejarte con el mejor de los sabores de boca después de presenciar uno de sus directos. Podéis oír sus canciones en MySpace o en Last.Fm.