¿Falta imaginación en los conciertos?

Dice Jarvis Cocker, ex cantante de Pulp, que hay dos cosas que faltan en sus conciertos, bailoteo y aprendizaje («dancing and learning»). Dice que quiere empezar a recitar en sus conciertos algunas lecturas entre canción y canción, y convertirlos en una gran discoteca al final, algo que nos parece muy interesante para todos los shows, no sólo para los suyos, con este aluvión de conciertos que tenemos estos días.

No ha tenido ninguna mala idea Jarvis Cocker. En los últimos años el aluvión de grupos que hemos conocido vía MySpace y la posibilidad de que un sinfín de bandas pudiera dar su música a conocer sin el apoyo de la compañía no ha servido para que ideas demasiado nuevas hayan sido presentadas en los shows. En la mayoría de los casos los grupos se limitan a tocar una mezcla de hits y canciones antiguas con alguna versión, pero pocos aplican ideas nuevas como las que plantea Jarvis Cocker.

No hay más que recurrir a los grupos más multimillonarios del planeta. U2 y Madonna, en sus últimas giras, apenas cambian el repertorio de sus conciertos de un día para otro. La improvisación no existe de ninguna manera, y en la actualidad, cuando gracias a Internet una persona tiene que hacer un gran esfuerzo para evitar en decenas de webs los detalles de un show, esa estructura tan cerrada se torna grave. ¿Para qué vas a ver un concierto en el que ya sabes exactamente qué va a pasar y cuándo?

Jarvis también ha declarado que sus próximos conciertos presentarán trozos de temas nuevos que tiene sin acabar. «Solía funcionar así. Los grupos se formaban y tocaban delante de un montón de gente. Después se tomaban la molestia de grabar ese material. Ahora es al revés». Ciertamente, durante los 90 grupos como Oasis adelantaban cómo sonaba el álbum siguiente en la gira anterior. Hoy, gracias a la piratería, es casi impensable o casi excepcional. Al menos el single bueno da miedo tocarlo para no perder el factor sorpresa al filtrarse en Internet. En cambio a Jarvis le parece la forma perfecta de averiguar si una canción es buena o no. «Para saber si una canción es buena o no lo ideal es ver si la gente salta cuando la tocas en directo. O si reaccionan de alguna manera, como llorando. Si no se van y se quedan en la sala es que está bien».

Mención aparte merece el tema de los bises. Casi todos los grupos se ven obligados a incluir un bis o dos en sus shows. Hacer un bis no programado, como hemos visto un par de veces a Garbage en Madrid es una de las experiencias más inolvidables para un fan. ¿Pero qué sentido tiene guardarte aposta tu mayor hit para el bis cuando todo el mundo sabe que vas a volver a salir para tocarlo? ¿A quién le apetece gastar energía en aplaudir cuando el grupo ni siquiera ha tocado tu canción favorita? ¿No es mejor prescindir del bis y punto como Madonna o dejarlo simplemente para cuando el público realmente lo pida? La broma «ahora vamos a hacer como que nos vamos, pero ahora volvemos», que ya se ha oído a varios artistas, es una de mis favoritas, porque el hecho de que todo el mundo haga un bis lleno de hits que todo el mundo sabe que va a suceder ya roza lo surreal.

Por supuesto que hay grupos fantásticos en directo. Hemos visto a Dominique A sampleando su guitarra y reproducir después sus grabaciones con nuevos efectos y voces, también a Herbert haciendo virguerías similares con el sonido de latas de refresco en vivo. Con resultados algo decepcionantes pero con buenas ideas Jamie Lidell ya hace algo parecido a lo que dice Jarvis, alternando sesión y concierto en sus shows. Y seguro que nuestros lectores nos aportarán decenas de buenas ideas que han visto aplicadas en directo en infinidad de shows. Pero una inmensa mayoría de los grupos es capaz de adaptar antes también estas ideas que de crear propias. Romper las estructuras y hacer de cada show algo impredecible no es una idea tan descabellada atendiendo al gran número de bandas que conocemos hoy.

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Publicado por
Sebas E. Alonso