Centrándonos en lo musical, aunque es obvio que lo del párrafo de arriba es lo que traumatiza de su directo, resulta que Late Of The Pier son buenísimos. Ya desde el primer tema, ‘Space And The Woods’, salieron con ganas de darlo todo. El cantante no deja de moverse entre micrófonos, guitarras, baterías electrónicas, teclados, baquetas y cables de todo tipo, a veces tocando varias cosas en la misma canción. El batería, situado en primer plano, se mueve totalmente en éxtasis cuando 10 minutos antes había salido a probar sonido completamente sobrio y tan tranquilo. El bajista agita su melena cual chulo de instituto. Y el teclista no deja de mover las manos como si fuera un mago friqui que busca encantar con sus movimientos al público. Da miedo.
El cuarteto sonó claro y contundente a lo largo de 40 minutos escasos de show en los que no dejaron tregua al público. Temazos como la genial ‘Focker’ o la final ‘Bathroom Gurgle’, en la que el cantante tuvo a bien desenchufar los teclados y tirarlos al suelo para subirse encima y así despedirse, llevaron a los asistentes a la Moby Dick a ofrecer al grupo una sorprendente, creciente y merecida ovación. Es una gozada ver a una banda tan joven tocar tan sumamente bien tan buenas canciones y casi sin mostrar ningún tipo de esfuerzo. Sobre lo brevísimo del show, que no hubo ni un bis, ya hubo quien bromeó que seguro que tenían que madrugar hoy para llegar a tiempo al cole. 8.
Los teloneros sorpresa fueron Diecisiete, un chico a la guitarra y a las voces y una chica a la batería, pero que antes de que mencionemos a White Stripes, que menuda les espera con las comparaciones, hay que aclarar que son más pop-rock con tienes post-rockeros que una banda de garage o blues. Por momentos, eso sí, tanto «oooooooh» recordaba a los U2 más exageradetes. En su MySpace, por alguna razón sólo tienen colgada una de las peores canciones de su repertorio, ‘Me sale’. Las tienen algo mejores. 5,75.