Si antes podían presumir de ser el grupo «sin guitarras», con melodías simples pero calando hondo, ahora no se sabe adónde quieren ir montando tremendo circo de instrumentos, empezando por el desfile de guitarras Fender Telecaster de todos los colores que Tom Chaplin nos mostró. Armados con piano, maracas y hasta un cajón flamenco peruano para interpretar ‘Try Again’, con un parón en la sucesión de canciones bailables para que Tom cogiera su guitarra en una acústica ‘Bend & Break’ o a bombo y platillo en la experimental ‘You Haven’t Told Me Anything’, Keane ofrecieron un espectáculo variado y arriesgado, pero afortunadamente exitoso.
La banda repasó gran parte de su discografía pero se centró en su nuevo trabajo, demostrando optimismo en letras y melodías, como si lo de venirse abajo hubiera quedado atrás, como si su trayectoria hubiera sido un desamor en el que hace falta tocar fondo para resurgir con más fuerza.
Keane se mostraron agradecidos con su público español, dándose así varios baños de masas e implicando a la gente en sus falsetes en la preciosa ‘Somewhere Only We Know’. Con bises más generosos que en Barcelona, cerraron el concierto de manera un tanto «pastelosa», con agradecimientos por doquier y llegando al punto de enfundar el micrófono en una bandera española. Con estos ataques de patriotismo, los coros futbolísticos y ‘Bedshaped’, casi consiguieron romper la atmósfera de luces, sintetizadores y demás parafernalia, que les había quedado muy bien, pero los 19 temas sonaron demasiado perfectos como para poner peros. Tom Chaplin, eres el Keane. 8.