Anoche la Matthew Herbert Big Band cerró su gira española en La Riviera de Madrid. Cada vez que Herbert ofrece un concierto, la cosa se convierte en un acto social que no tiene nada que ver con las ventas de sus discos ni con su inexistente fama. Suponemos que acude gente interesada por la electrónica en general, por el jazz en general y por escuchar música fumando, lo que más. En cualquier caso menos mal que acudió bastante gente, quizá tres cuartos de entrada, porque cuando llegamos media hora antes de que comenzase el show, la sala estaba completamente desangelada.
El show se abrió con ‘The Story‘ y ‘Breathe’ y consistió casi exclusivamente en las canciones del nuevo disco de la Big Band, ‘There’s Me And There’s You’. A menudo Matthew Herbert sampleaba unos sonidos, creaba a partir de ellos unos ritmos y después la banda de casi 20 músicos daba forma a las canciones junto la genial voz de Eska Mtungwazi, que además también era constantemente sampleada para producir coros y réplicas a sus propias palabras.
El momento más destacado de la noche se produjo cuando toda la banda sacó una copia del ABC del día, ABC el periódico, Matthew Herbert dijo que lo habían estado leyendo, por supuesto lo rompió de mala gana, sampleó el sonido que hizo tanto el acto de romperlo como el de tirarlo al suelo y lo distorsionó hasta conseguir el ritmo de la que era la siguiente canción. Y es que para quien aún no lo sepa, el nuevo álbum es abiertamente político
. En Bilbao hicieron lo mismo con otro periódico.Matthew tuvo el suficiente humor como para samplear aplausos del público y reproducirlos en el transcurso de las canciones. En un momento dado la gente se puso a gritar “Mattheeeeew, Matthewwww”, él lo sampleó también y lo reprodujo. El efecto hacía bastante gracia, aunque no siempre quedaba magistralmente incorporado en las canciones, todo sea dicho. Después de verle ayer cuesta poco imaginarle, insoportable, en su casa, grabándolo absolutamente todo y desesperando a su mujer y a su hijo.
Con todo, el concierto fue bastante más entretenido que el disco y la banda tuvo que salir dos veces ante los aplausos del público, en lo que tuvo que ver mucho, seguro, la actitud descarada de Eska que, a pesar de contar con unos cuantos kilos de más y una edad, se atrevió con el «Sexy, sexy, sexy» de ‘Pontificate’, a lanzar purpurina al público y a cantar con la cabeza cubierta. ¡Bravo, Eska! 7,5