La noticia de que Warner y Youtube han roto relaciones ha aparecido en todos los medios de comunicación como si de un enorme drama se tratase. El acuerdo a que ambos llegaron en 2006 para que los vídeos de esta compañía pudieran verse en Youtube a cambio de un reparto de los beneficios publicitarios fue el primero de muchos que vendrían después con otras discográficas como EMI o Universal.
Sin embargo, obviando lo mono que es el canal de Madonna en Youtube, que presumiblemente desaparecerá en las próximas horas, no parece que esto vaya a representar el drama para el usuario que nos quieren hacer creer.
No cabe duda de la función que cumple Youtube en nuestras vidas y de que el cese del acuerdo podría cambiar el mercado, pero debería estar claro que los máximos perjudicados por el fin de las relaciones entre ambas compañías son ellas mismas, que son las que ingresan millones de dólares en ingresos publicitarios, y no nosotros. Es por eso que después del alarmismo y de los enfados, seguramente lleguen a un punto de acuerdo y vuelvan a trabajar juntos.
De lo contrario, el usuario, que ha sido siempre inteligente, encontrará otras vías para ver los vídeos deseados en la red. Ya existen MySpace, Dailymotion y otras decenas de plataformas dispuestas a sustituir a Youtube, de forma que esta no puede pecar de atender a sus delirios de grandeza. Y lo mismo para Warner, que tampoco puede prescindir en estos momentos de crisis en la industria de una promoción tan fácil ante cientos de millones de usuarios cada mes. ¿Cuántas veces hemos terminado viendo un vídeo que no esperábamos sólo porque estábamos viendo otro en Youtube?
Puede parecer por lo que estamos leyendo estos días que se acerca el fin del mundo, que a Warner seguirán Universal, EMI, Sony, etcétera, y que no volveremos a ver un videoclip en internet en lo que nos queda de vida, pero no podemos subestimar el poder del usuario, que ha sido siempre quien ha traspasado el éxito de una plataforma a otra cuando la primera ha desaparecido.
Con el reparto de beneficios publicitarios de Youtube, las discográficas y Google habían encontrado una fuente de inversión conjunta entre internet y las compañías muy interesante, satisfactoria para ellos y para los usuarios e inimaginable en los tiempos de Audiogalaxy. Parece difícil pensar que esta gallina de los huevos de oro se desaproveche de un día para otro, pero si es así, peor para ellos.