Raphael es muy grande, no nos cabe duda. La pregunta es si este tipo de discos y programas le sirven como reconocimiento a una carrera llena de clásicos excelentemente interpretados (‘Qué sabe nadie’, ‘Digan lo que digan’, ‘Amor mío’, ‘Yo soy aquel’, etcétera) o más bien consolidan su errada imagen de icono kitsch.
La mayoría de las versiones de este ’50 años después’ no añaden más que el morbo de ser cantadas con su intérprete original o con un famoso. ‘Hijo de la luna’ con Ana Torroja pierde algún detalle en el piano que gana en cuerdas, ‘Escándalo’, una canción que ha hecho un flaco favor a Raphael, es aún más latina junto a David Bisbal, mientras que ‘El himno de la alegría’ junto a Miguel Ríos es tan estresante como siempre. ‘La fuersa
del corasón‘, con Alejandro Sanz, quizá sea de las que ganan algo a dos voces, mientras que la versión junto a Alaska, ‘Can’t Get My Eyes Off You’, pasa sin pena ni gloria comparada, por poner un ejemplo, a la de Lauryn Hill.Lo mejor hay que buscarlo, como siempre, en el Raphael más clásico. En el dueto medio póstumo en la enorme, gigante, nunca suficientemente valorada ‘Como yo te amo’ con Rocío Jurado, después de que la popularizaran los dos, o en el ‘Adoro’ con Armando Manzanero. No deslucen mucho ‘Infinito’ de Bunbury, definitivamente una de sus mejores canciones (la de «me calaste hooooondo») y hasta alguna rima canalla de Sabina en el inédito ’50 años después’ podría hacerte sonreír. No es tan espantoso el disco como pueda parecer (sale Miguel Bosé), quizá su gran pega es lo grandilocuente de algunos arreglos, aunque están de acorde al personaje.
Calificación: 5/10
Temas destacados: ‘Como yo te amo’, ‘Adoro’, ‘Infinito’.
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Escúchalo: ‘Como yo te amo’, con Rocío Jurado