Los chicos, de Glasgow, habían tocado en varios grupos menores durante los 90, pero no fue hasta que Domino los fichó gracias a su primer single, ‘Darts Of Pleasure’, cuando empezaron a llamar la atención. Con el interés de la prensa ya llamando a sus puertas, cogieron sus maquetas y se fueron a grabar el disco a Malmo, Suecia, con el productor de los Cardigans, Tore Johansson. Con la que le cayó a Saint Etienne en los 90 cuando le contrataron para ‘Good Humor’…
Efectivamente el primer single del disco sería ‘Darts Of Pleasure’, esa la que cantan en alemán: «Me llamo Súper Fantástico / Bebo champán con salmón». Sería el segundo, ‘Take Me Out’, el que daría el campanazo, como todos recordamos, a pesar de lo que cabreó en su momento al cantante Alex Kapranos que en la radio cortaran la primera parte de la canción, más tranquila.
La gracia de ‘Take Me Out’ estaba precisamente en el cambio de ritmo, guitarrazos mediante, que la convertía en un trallazo rompepistas como hacía años que no recordaba el mundo del rock independiente. De todas formas, en 2004 ya todo el mundo tenía internet y, ¿a quién le interesaba aún la radiofórmula? A este single sucedió ‘The Dark Of The Matinée’ y creo que lo mejor que puedo decir sobre ella es que he tenido que abandonar esta crítica a medias para levantarme y bailarla.
Es un tópico de esta sección decir que cada sencillo del disco podía haber sido single, pero en el caso de Franz Ferdinand es totalmente cierto. Una visita a la Wikipedia
revela, para mi asombro, que mi canción favorita, ‘Come On Home’, jamás fue sencillo, a pesar de la contundencia de la batería o del psicodélico solo de teclado. ‘Cheating On You’, su ‘Bye Bye chiquilla’ particular, o ‘Jacqueline’, con su glorioso estribillo «se está mejor de vacaciones / Por eso sólo trabajamos cuando necesitamos el dinero», también se quedaron en el tintero.En todos los sentidos, Franz Ferdinand, para horror de la gente que odia las tendencias, se convertirían en el grupo perfecto. Su dominio del ritmo y la excelente coordinación entre guitarrazos y golpes de batería les situarían a la cabeza del revival post-punk. Pero además, sus pintas a lo Dior Homme les darían más de una portada en las revistas de moda. A veces no sabías si estabas viendo un desfile de Hedi Slimane o una foto promocional de los chicos. Para más inri, inundaron toda su imagen de arte vanguardista, citando el dadaísmo, el deconstructivismo y el arte moderno ruso y holandés como favoritos, desde las portadas de sus singles a sus vídeos, terminando de cerrar un proyecto totalmente «cool» y perfecto.
Y por supuesto, sexy. La sensualidad sale a raudales por la boca de Alex Kapranos en ‘Tell Her Tonight’ con sus coros beatleianos, en plan hetero, y en plan gay en ‘Michael’, que el «candy shop» del grupo tiene para todos. Esta última canción, inspirada en un amigo hetero del grupo que al final de una fiesta se puso a tontear con otros tíos, inspiró seguro la mítica crítica de Santi Carrillo en la que decía que ‘Do You Want To’, del segundo disco de Franz Ferdinand, hablaba sobre sexo anal.
Esta tontería sirve para recapacitar sobre el significado de ‘Franz Ferdinand’ (el álbum). Uno en su adolescencia solía fantasear con su ídolo del pop mientras colgaba sus posters en su cuarto. Lo grande de este disco quizá es que, en todos los sentidos, te hacía sentir adolescente aunque ya no lo fueras.