The Reader

Todos sabemos lo mucho que gustan en Hollywood los films de temática nazi. Sobre todo de cara a los Oscar. Así que este año le ha tocado a ‘The Reader’ poner la obligada cuota Holocausto con una historia que, sin enseñar un solo niño con pijama de rayas, nos obliga a reflexionar sobre la necesidad de perdonar a los que han participado en cualquier barbarie. Una película difícil que juzga los hechos con una objetividad con la que muchos soñamos. Y es que cuando juzgamos a criminales de guerra, ¿buscamos justicia o venganza? Que sí, que a toro pasado es muy fácil asegurar de qué bando estaríamos en la II Guerra Mundial o en la Guerra Civil Española. Pero de habernos tocado vivir en primera persona aquellos años, estoy seguro de que los valientes que levantarían la voz contra las injusticias se podrían contar con los dedos de una mano.


Basada en un libro de Bernhard Schlink, la película cuenta la historia de amor de Michael Berg, un joven de 15 años enamorado de una revisora del tranvía llamada Hanna Schmitz, que le dobla la edad y le limpia los vómitos cuando se pone enfermo. Ambos basan desnuda relación en la lectura y el sexo, ya que Hanna no fornica si no le leen unos párrafos antes. Pero un día Hanna desaparece misteriosamente de la vida del muchacho, que la encontrará ocho años después mientras está como observador en un tribunal donde se está juzgando a un grupo de mujeres colaboradoras de la Alemania Nazi. Hanna es una de ellas, teniendo Michael que resolver de algún modo el conflicto que despierta en él semejante situación, ya que la señora que está sentada delante del jurado poco se parece a la que conoció siendo un adolescente. Lo fuerte es que su trabajo en la SS no es el secreto que más le avergüenza.

Por supuesto, hablar sobre el trabajo de Kate Winslet en esta historia metafórica sobre la culpa que siente la sociedad alemana por su pasado fascista, sería redundante. Ella no necesita hablar, ni leer, ya que con su mirada lo dice todo. Unos ojos curiosos que le van a dar el primer Oscar de su carrera y que, posiblemente, serán lo único que recordaremos de esta película en el futuro -que hay que ver qué cosecha más floja la de este año, coño-. No digo que no me haya gustado, pero al contrario de lo que decían los Chycha, el libro es mejor. Pero sólo por hacerme ver lo fácil que lo tenemos ahora, cuando nuestras decisiones más importantes se reducen a comprar un Mac o un PC, merece la pena. 7.

P.D. Del Fiennes no hablo porque no sale casi nada. Los carteles siempre nos engañan.

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Publicado por
Claudio M. de Prado